Putin recorta la libertad de información en Rusia a seis meses de las elecciones

Aprobada una reforma restrictiva de la Ley de Prensa y cerrada la última TV independiente

El espíritu de la glásnost (transparencia) se evapora en la Rusia de Vladímir Putin. Más de catorce años después de que los debates del primer Parlamento reformista de la desaparecida Unión Soviética fueran retransmitidos en directo, los rusos están privados hoy de la posibilidad de contemplar una sesión polémica de la Duma estatal como la que este mes debatió (y rechazó) una moción de censura contra el Gobierno. El cierre del último canal independiente de cobertura nacional el sábado y la aprobación el miércoles por la Cámara alta de enmiendas restrictivas en la Ley de Prensa -document...

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El espíritu de la glásnost (transparencia) se evapora en la Rusia de Vladímir Putin. Más de catorce años después de que los debates del primer Parlamento reformista de la desaparecida Unión Soviética fueran retransmitidos en directo, los rusos están privados hoy de la posibilidad de contemplar una sesión polémica de la Duma estatal como la que este mes debatió (y rechazó) una moción de censura contra el Gobierno. El cierre del último canal independiente de cobertura nacional el sábado y la aprobación el miércoles por la Cámara alta de enmiendas restrictivas en la Ley de Prensa -documento de talante liberal que data de 1991- son los últimos hitos en un panorama preocupante, a pocos meses de las elecciones.

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A la orden del día están la censura y marginación televisiva de los políticos críticos con Putin y de los rivales del grupo propresidencial Rusia Unida, la propaganda (encubierta y abierta) de este partido y las directrices telefónicas desde el Kremlin, según confesiones privadas de colegas rusos.

Alexéi Símonov, presidente del Comité de Defensa de la Glásnost, opina que la situación en lo que a libertad de prensa se refiere "empeora lentamente", de tal modo que la mayoría de medios de información ni siquiera se irritan ante un incremento de la cerrazón, encubierto con demostraciones oficiales de apertura. En provincias, la persecución contra los periodistas críticos es expeditiva. En Perm, en los Urales, dos redactores del periódico Zvezdá están siendo juzgados por supuesta divulgación de secretos de Estado, y en Krasnodar, en el sur de Rusia, las autoridades miman a los medios dóciles con dinero del presupuesto estatal.

Las enmiendas recientemente aprobadas -que complementan la nueva legislación electoral y que fueron presentadas en nombre del presidente- colocan a los medios en una posición muy vulnerable en etapa preelectoral -habrá elecciones parlamentarias en diciembre y presidenciales en marzo- ya que dan instrumentos a las autoridades para librarse de una prensa independiente o molesta y suspender temporalmente las publicaciones que transgredan unos nebulosos criterios sobre la propaganda preelectoral. Las comisiones electorales, que por lo general son un instrumento en la vertical de poder del Kremlin, tendrán competencias para pedir a los jueces que suspendan un medio.

Las enmiendas están dirigidas a defender a los candidatos de la curiosidad de la prensa, pues aseguran la falta de transparencia sobre su biografía, señala Símonov. "Cualquier información o análisis se puede considerar agitación preelectoral", señala Símonov, refiriéndose a la prohibición de difundir informaciones sobre la vida o las actividades de los candidatos que pudieran influir en el público. El Kremlin ha hecho caso omiso de las quejas de los periodistas por la ambigüedad aparentemente deliberada de las enmiendas.

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Final de una etapa

Al desconectar abruptamente el canal TVS, el Ministerio de Prensa cerraba la última etapa de una historia que comenzó en los años noventa en NTV, cuando éste pertenecía al magnate Vladímir Gusinski. Tras su enfrentamiento con Putin, Gusinski se exilió y los periodistas de NTV, dirigidos por Yevgueni Kiseliov, se refugiaron en el canal TV6, perteneciente a Borís Berezovski, el otro magnate que no aceptó las reglas de juego de Putin. Berezovski perdió su canal y los periodistas lo hicieron resurgir en 2002 con el nombre de TVS gracias al apoyo financiero de un grupo de influyentes empresarios. La falta de recursos financieros influyó en la programación y en la publicidad de esta cadena, que, según su jefa de prensa, Tatiana Blinova, atraía a un auditorio crítico, "muy ilustrado pero con poco dinero". El canal suprimido es ocupado hoy por retrasmisiones deportivas, y el equipo periodístico de Kiseliov busca trabajo en otros medios. Para Símonov, no cabe duda de que, a pesar de los problemas económicos del canal, "TVS ha sido liquidada con vistas a las próximas elecciones, y el caso ilustra de forma modélica la actitud de las autoridades con los que se permiten hablarles de tú a tú".

La importancia de la televisión en un país inmenso como Rusia es enorme. La prensa central no se divulga de forma homogénea en provincias, y los contenidos e imágenes transmitidos por los dos canales de difusión nacional (ORT y Rossía) modelan los criterios sobre la situación política. La "dosis de exposición a las cámaras televisivas", en expresión del líder comunista Guennadi Ziugánov, varía según los personajes y el momento. El líder de Yábloko, Grigori Yavlinski, que apoya a Putin, puede expresarse en televisión, pero Borís Nemtsov, que lo critica vehementemente, es boicoteado. Los comunistas, favoritos en la campaña electoral, son ignorados o mostrados desde una óptica negativa.

El carácter de las preguntas formuladas a Putin durante su última gran conferencia de prensa muestran que en Rusia se ha consolidado un periodismo sumiso que acepta la cita en el Kremlin como una ocasión extraordinaria y no como algo que debería ser regular.

Vladímir Putin ofrece un ramo de flores a Cherie Blair en presencia del primer ministro británico.ASSOCIATED PRESS

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