Análisis:LAS 'PRIMARIAS' DEL PP

Viviendo la historia

Si el PSOE sigue por sus fueros, Aznar puede acabar echando a suertes entre Rato y Rajoy

¿Se imaginan que de aquí a unos años, la flamante concejal del Ayuntamiento de Madrid Ana Botella escribe un libro llamado Viviendo la historia, el título de las memorias que Hillary Clinton -en 562 páginas y por ocho millones de dólares- acaba de lanzar a las librerías en Estados Unidos, y cuenta sobre sí misma algunas cosas parecidas a las de la actual senadora por Nueva York y ex primera dama? "Mientras José María hablaba del centro, era yo quien lo representaba", por ejemplo. O, en el momento de las grandes dificultades, como la crisis del Prestige o el temprano apoyo a Georg...

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¿Se imaginan que de aquí a unos años, la flamante concejal del Ayuntamiento de Madrid Ana Botella escribe un libro llamado Viviendo la historia, el título de las memorias que Hillary Clinton -en 562 páginas y por ocho millones de dólares- acaba de lanzar a las librerías en Estados Unidos, y cuenta sobre sí misma algunas cosas parecidas a las de la actual senadora por Nueva York y ex primera dama? "Mientras José María hablaba del centro, era yo quien lo representaba", por ejemplo. O, en el momento de las grandes dificultades, como la crisis del Prestige o el temprano apoyo a George Bush para invadir Irak: "Él estaba desmoralizado al ver a millones de personas rechazar la política del Gobierno en la calle; yo creí que el PP, si aguantaba, saldría adelante con la cabeza alta". O aún en el tema de la sucesión: "Desde el primer momento supe quien era el mejor, aquel que reunía todas las condiciones, el que tenía las capacidades y el que con mayor garantías derrotaría en las elecciones generales a José Luis Rodríguez Zapatero".

Ana Botella le ha tomado la palabra a Ruiz-Gallardón. Será alcalde cuatro años

Aún es pronto para conocer el nombre del candidato de Ana Botella para suceder a su marido como próximo presidente del Partido Popular y candidato a presidir el Gobierno español en las elecciones de marzo de 2004. Lo que a partir del pasado viernes, 13 de junio, el respetable público sí sabe es quien no lo es. Alberto Ruiz-Gallardón.

Ése día, mientras Ruiz-Gallardón seguía exhibiendo su cara de disgusto por la situación de crisis en la Comunidad de Madrid -todo aquello que le saque de los focos que ha conseguido detener sobre su persona es malo para él- y un día antes de la toma de posesión del nuevo equipo en el Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella acudió a los desayunos que organiza el periodista Luis Mariñas en Televisión Española. Al salir el tema de una eventual candidatura de Ruiz-Gallardón para suceder a Aznar, la esposa del presidente del Gobierno se refirió al que en horas asumiría la alcaldía:

- Ha manifestado en muchas ocasiones que tiene una gran ilusión por ser alcalde de los madrileños, que le han respaldado masivamente a él y al proyecto del PP. Es emocionante para una persona dedicada a la política gobernar su ciudad y poner en marcha los proyectos que tiene previstos y, desde luego, él ha manifestado su voluntad de ser alcalde de los madrileños en los próximos cuatro años.

Cuando uno hace referencia a estas palabras, hay algunos que te miran incrédulo. ¿Qué otra cosa podía decir la Botella? Parece un argumento de sentido común.

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Pero no menos sensato es recordar algunas cosas. Como que Ana Botella estuvo en la cocina del palacio de la Moncloa cuando se guisó la candidatura de Ruiz-Gallardón, a finales de junio y primeros de julio de 2002; y, segundo -no por ello menos importante-, cuando uno recuerda que uno de los ingredientes más fuertes de ese guiso era aderezar con la propia Ana Botella la futura lista del PP para el Ayuntamiento de Madrid.

Esa es, pues, la mujer que le ha evocado a Ruiz-Gallardón el pasado viernes, día 13 de junio, en la televisión pública aquellas cosas que, es verdad, él ha dicho. Se puede decir, por tanto, una cosa segura. Ana le ha tomado la palabra.

La crisis conjunta del Partido Socialista Obrero Español, de la Federación Socialista Madrileña (FSM) y la ingobernabilidad momentánea de la Comunidad de Madrid, propulsada por la evaporación de la pareja de diputados regionales Emilio Tamayo y María Teresa Sáez, ha sido para el PP un nuevo bálsamo, similar al de los resultados electorales del 25 de mayo. Esa crisis ha ahogado, por su vasto alcance, el malestar de la familia castrense por el accidente del Yakovlev ucranio en Turquía, para tomar un ejemplo. Pero, sobre todo, ha reverdecido la imagen de un partido socialista que para el público no iniciado en las tramas de la FSM parecía ya superada.

Este incidente ha llevado a algunos altos dirigentes del PP a relajarse todavía más cuando se habla de la sucesión. "Aznar puede verse tentado a echar el asunto de la sucesión a suertes, Rato o Rajoy", dijo un dirigente consultado. "Esto va con guante de seda. Si este panorama político se consolida, quizá Rato puede aspirar a ser presidente los lunes, miércoles y viernes, y Rajoy los martes, jueves y domingos", chanceó otra fuente.

Bromas aparte, esta semana ha dejado un saldo histórico para el PP. Desde que Rodríguez Zapatero comenzó a superar a Aznar y los otros candidatos populares en las encuestas de opinión, se convirtió en el blanco de los dardos políticos del estado mayor popular. Sin embargo, esos dardos no habían dado en el blanco. Ahora, los acontecimientos han dado en el blanco y han rozado a Rodríguez Zapatero. Y no precisamente por elevación.

José María Aznar conversa en el Congreso con Rodrigo Rato y Mariano Rajoy.ULY MARTÍN

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