La imparable construcción de Sacyr
Sacyr era hace un año una constructora solvente, pero poco conocida fuera de los círculos del sector y de los despachos del Ministerio de Fomento, donde se barajan los suculentos contratos de obras públicas. A diferencia de otras empresas, como FCC o Ferrovial, no construía pisos ni tenía una gran presencia en servicios urbanos. Tampoco cotizaba en Bolsa y su nombre no era familiar. Sus principales ejecutivos tampoco eran populares. En menos de un año, todo ha cambiado.