Columna

El 5%

El legislador ha querido que cada una de las tres provincias, Valencia, Castellón y Alicante, tengan su representación en las Cortes Valencianas mediante un número de diputados por cada una en función de su número de habitantes. Y han de ser los electores de cada provincia quienes decidan, con sus votos, los diputados correspondientes. No es el pueblo valenciano, globalmente considerado, el que decide quiénes han de ocupar los escaños votando una lista única. No tendría sentido, por tanto, que la voluntad expresada por los electores de una provincia a la hora de elegir a sus representantes en ...

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El legislador ha querido que cada una de las tres provincias, Valencia, Castellón y Alicante, tengan su representación en las Cortes Valencianas mediante un número de diputados por cada una en función de su número de habitantes. Y han de ser los electores de cada provincia quienes decidan, con sus votos, los diputados correspondientes. No es el pueblo valenciano, globalmente considerado, el que decide quiénes han de ocupar los escaños votando una lista única. No tendría sentido, por tanto, que la voluntad expresada por los electores de una provincia a la hora de elegir a sus representantes en las Cortes, pueda ser alterada en función de lo que hayan votado los electores de las otras dos. No tendría sentido, pero así es. En estas elecciones autonómicas, por ejemplo, el 5,84% de los electores de Castelló han decidido votar al BNV, lo que supone contar con un diputado. Sin embargo, ese diputado ha pasado a manos de EU-Entesa, que sólo ha obtenido el 4,36 % de los votos. ¿Por qué? Sencillamente, porque EU-Entesa ha conseguido, entre València y Alacant más votos que el BNV, los suficientes para que, junto a los de Castelló supongan un 5% del total de votos emitidos en todo el País Valenciano. La suma de votos del BNV no alcanza ese porcentaje, que es el mínimo que según el Estatuto se necesita para acceder al parlamento valenciano. Esta barrera del 5% de los votos de todo el país fue acordada por los señores de UCD y del PSOE, cuando redactaron el Estatuto, con el fin -según dijo Abril Martorell- de que los nacionalistas catalanistas tuviesen difícil el acceso a las Cortes. Y en ésas estamos. Lo lógico -y lo democráticamente representativo- hubiese sido imputar el 5% a los votos obtenidos en la provincia, es decir, en la circunscripción electoral. No fue así por el motivo expresado. La pregunta que cabría hacer es la siguiente: ¿estarían de acuerdo PSOE y PP, que tanto hablan de reformar el Estatuto -al menos Camps lo prometió en campaña- en corregir esta aberración estatutaria? Mucho me temo que no. A ellos lo que les gusta es el bipartidismo. En todo caso, lo que preferirían es tomar medidas para acentuarlo y mejorarlo. En fin...

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