Luis García Montero recibe la Medalla de Oro de Granada

"El nuevo gran nombre de las letras granadinas". Así definió ayer el alcalde de Granada, José Moratalla, al poeta Luis García Montero durante la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad. García Montero se convierte así en uno de los galardonados más jóvenes que reciben esa distinción. El poeta, bromeando, dejó de lado "falsas modestias" y señaló: "Quiero decir que me merezco esta medalla".

García Montero (Granada, 1958) se mostró "encantado" por la medalla, "que tiene que ver muy poco con el cascarrabias en el que nos convertimos cuando vamos envejeciendo y mucho que ver con el n...

"El nuevo gran nombre de las letras granadinas". Así definió ayer el alcalde de Granada, José Moratalla, al poeta Luis García Montero durante la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad. García Montero se convierte así en uno de los galardonados más jóvenes que reciben esa distinción. El poeta, bromeando, dejó de lado "falsas modestias" y señaló: "Quiero decir que me merezco esta medalla".

García Montero (Granada, 1958) se mostró "encantado" por la medalla, "que tiene que ver muy poco con el cascarrabias en el que nos convertimos cuando vamos envejeciendo y mucho que ver con el niño que nació en este barrio [junto al Ayuntamiento de Granada] y el adolescente que iba a la Huerta de San Vicente [la casa de García Lorca] para buscar la huella de una Granada borrada".

García Montero dedicó el galardón a su esposa, Almudena Grandes, presente en el acto, y recordó que hace apenas unas semanas la misma distinción le fue concedida, a título póstumo, a Rafael Alberti. "Por eso", dijo, "para mí es un doble orgullo". El catedrático Andrés Soria, encargado de glosar la figura de García Montero, señaló que la medalla significaba para el poeta el compromiso de "seguir inventando y construyendo Granada, de seguir apostado en la puerta de la calle" para concienciar a la ciudad en los valores cívicos desde sus facetas de poeta, profesor, escritor, crítico y periodista.

García Montero expresó su pasión por Granada, ciudad a la que definió como "el paisaje externo" de sus sentimientos. También recordó cómo, para Alberti, Granada, más que ciudad, "era una metáfora".