Reportaje:

En tierra de nadie

Vecinos en la linde entre Pozuelo y Madrid denuncian que la suciedad les rodea por la dejadez de ambos ayuntamientos

Al salir de su vivienda, José Antonio Pérez observa cada día cómo la dejadez se apodera de las calles que rodean su urbanización sin que sus denuncias sirvan para nada. Vive en una zona en la que las lindes entre Pozuelo de Alarcón y Madrid se entremezclan, con la sensación de estar en tierra de nadie. Las viviendas están edificadas en Pozuelo, pero si José Antonio pone un pie unos metros más allá de su portal está en el distrito de Moncloa-Aravaca de Madrid. "Llevo cuatro años viviendo aquí y nadie arregla nada: ni las calles, ni las rotondas ni las aceras. El Ayuntamiento de Pozuelo de Alarc...

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Al salir de su vivienda, José Antonio Pérez observa cada día cómo la dejadez se apodera de las calles que rodean su urbanización sin que sus denuncias sirvan para nada. Vive en una zona en la que las lindes entre Pozuelo de Alarcón y Madrid se entremezclan, con la sensación de estar en tierra de nadie. Las viviendas están edificadas en Pozuelo, pero si José Antonio pone un pie unos metros más allá de su portal está en el distrito de Moncloa-Aravaca de Madrid. "Llevo cuatro años viviendo aquí y nadie arregla nada: ni las calles, ni las rotondas ni las aceras. El Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón se inhibe porque dice que la zona abandonada pertenece a Madrid y el Consitorio de la capital tampoco responde", mantiene José Antonio. Los unos por los otros, y la casa sin barrer.

Al lado de un monte con más de 400 hectáreas de arbolado hay un vertedero
"Nadie arregla nada: ni las aceras, ni las rotondas abandonadas, ni los viales"

Punto por punto, el vecino enseña el deterioro de la zona, conocida como Área de Reparto 2 y que comprende calles como Peñalara, avenida de Navacerrada, Rafael Botí y su entorno. En total, hay más de 1.000 vecinos afectados. Hay alcantarillas tapadas con cuatro tablas; montones de escombros que cada día aparecen en un sitio nuevo; viales deteriorados y con barro; rotondas abandonadas; señalizaciones de calles tapadas con esparadrapo... "Mira", dice José Antonio señalando hacia una acera, "hasta por donde caminan las personas tiran porquería".

En esta zona de nueva construcción, además de las escombreras, las casas nuevas (que como mínimo cuestan 360.000 euros) florecen como setas. Las constructoras, según los residentes, aprovechan los solares vacíos para desprenderse de molestos cascotes de las obras, a pesar de que la zona está llena de carteles que rezan: "Prohibido verter escombros y tierras".

Pegado al monte de Pozuelo y enfrente de un famoso centro comercial, los vecinos tienen el mayor ejemplo de la dejadez de las dos administraciones: un inmenso vertedero. Neumáticos, muebles, osos de peluche, zapatos de tacón, medicamentos caducados, ropa y un sinfín de desechos conviven al lado de un aparcamiento y a menos de cien metros de un parque empresarial. Este basurero tapa las vistas del monte de Pozuelo, uno de los parajes forestales más importantes de la localidad, con más de 400 hectáreas de zona arbolada. El año pasado, el vertedero de neumáticos se incendió y las llamas estuvieron a punto de alcanzar el monte. En verano suele estar frecuentado por ratas.

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"La porquería llama a la porquería", recalcan los residentes. A estas críticas se unen los empresarios de la zona. Víctor González, dueño de la franquicia de un restaurante de comida rápida enclavado en medio de las escombreras, señala que el aspecto de la zona es "perjudicial para los negocios". "Sólo pedimos que adecenten las calles, los viales, que pongan iluminación y que se pongan de acuerdo el Ayuntamiento de Madrid y el de Pozuelo con los lindes", pide González. Cerca de su restaurante de comida rápida hay un parque con columpios que también está rodeado de escombros y apenas transitado por los residentes.

La candidata socialista a la alcaldía de Pozuelo, Esther Alonso, aclara que esta situación de abandono no es única en el municipio. "Los vecinos tienen razón, no es normal cómo están las rotondas y los solares. Lo que tiene que hacer nuestro Ayuntamiento es instar a los responsables de la capital para que arreglen esto como hacen con otros barrios. No es normal que los residentes se encuentren en tierra de nadie", denuncia Alonso. Una vez un cartel de publicidad se cayó encima de una rotonda y, según los residentes, pasaron más de tres días hasta que alguien lo retiró.

Hace un año, los vecinos denunciaron tanto en el Ayuntamiento de Pozuelo como en el de Madrid la degradación de su barrio. Tras las quejas, técnicos de la Junta Municipal de Moncloa-Aravaca visitaron las calles. También los residentes se reunieron con responsables de Urbanismo del Consistorio de Pozuelo. Un año después, la situación no ha variado y las escombreras están intactas. Técnicos del Ayuntamiento de Madrid visitaron el martes pasado de nuevo el lugar con el fin de encontrar una solución al menos para el suelo que se encuentra dentro de su jurisdicción. Los técnicos aseguraron a los residentes que tomarían medidas para sanear la zona, según fuentes municipales de la capital.

La confusión entre los límites de los dos municipios adquiere tintes surrealistas para los residentes. Uno de ellos cuenta que un día denunció a la policía local de Pozuelo que una constructora estaba realizando vertidos. Los agentes acompañaron al vecino en un coche y al entrar en un puente y ver el lugar del supuesto delito le dijeron: "Alto, eso es Madrid y nosotros no podemos hacer nada, sólo llamar a una patrulla de la capital". Los vecinos ironizan: "La policía se declara fuera de jurisdicción, como si estuviesen persiguiendo delincuentes en dos estados diferentes de Estados Unidos". Y concluyen: "Si ningún ayuntamiento nos quiere, nos segregamos y se acabaron los problemas para todos".

'Botellón' y juerga en las vías del tren

Las vías del tren, el alcohol y la noche forman una mezcla explosiva en Pozuelo, según denuncian varios vecinos. En una zona cercana a la M-40 y a las vías del tren varios grupos de jóvenes aprovechan los viernes y sábados por la noche para practicar el botellón. "Luego dejan todo lleno de botellas rotas, de vasos de plástico", aseguran los residentes. Las paredes cercanas a la vía están decoradas con graffitis de colores llamativos. Además, cuando el alcohol empieza a hacer efecto, los chavales practican juegos peligrosos en la vía del tren: ponen monedas en los raíles para que cuando pase el tren queden aplastadas o se suben a la valla que hay pegada a la vía con los pies colgando y sólo se retiran cuando el conductor toca la bocina. También es frecuente que los jóvenes se pongan en mitad de la vía a "hacer el payaso", según los vecinos. "Los que vivimos cerca estamos durmiendo y nos despierta cada dos por tres el pitido de los trenes que avisa a los chavales de que se retiren de ahí. Aunque de madrugada no pasan los de Cercanías, sí que lo hacen trenes de mercancías muy largos", señalan los vecinos.

La diversión no termina en el tren. En otra zona, cerca de la avenida de Navacerrada, hay una rotonda cerrada al tráfico y que los jóvenes moteros aprovechan para hacer competiciones.

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