Reportaje:ELECCIONES 2003 | La batalla por Madrid

Ruiz-Gallardón se homenajea

El presidente hace balance de su gestión sin encontrar un solo error en ocho años de gobierno

El eco de las primeras bombas lanzadas que EE UU y Gran Bretaña lanzaron sobre Irak, el 20 de marzo, impidió a Alberto Ruiz-Gallardón despedirse con todos los honores del Parlamento madrileño, donde PSOE e IU reventaron con su plante el último pleno de la legislatura. Ayer, ya concluida oficialmente la guerra, el presidente regional se desquitó con un acto de autohomenaje en la sede del Ejecutivo, respaldado por 100 cargos de sucesivos gabinetes y en el que hizo balance de ocho años al frente de la Comunidad. El resumen: un canto a "la rebeldía, la tolerancia, el diálogo y el pragmatismo", sat...

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El eco de las primeras bombas lanzadas que EE UU y Gran Bretaña lanzaron sobre Irak, el 20 de marzo, impidió a Alberto Ruiz-Gallardón despedirse con todos los honores del Parlamento madrileño, donde PSOE e IU reventaron con su plante el último pleno de la legislatura. Ayer, ya concluida oficialmente la guerra, el presidente regional se desquitó con un acto de autohomenaje en la sede del Ejecutivo, respaldado por 100 cargos de sucesivos gabinetes y en el que hizo balance de ocho años al frente de la Comunidad. El resumen: un canto a "la rebeldía, la tolerancia, el diálogo y el pragmatismo", satisfacción por los logros económicos alcanzados, orgullo por el "equilibrio social y territorial" conseguido y ni un solo gesto de autocrítica.

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Ruiz-Gallardón, ahora candidato del PP a la alcaldía de la capital, llegó al patio de la Real Casa de Correos, sede del Ejecutivo regional, cuando ya sus 100 "estrechos colaboradores" le esperaban en pie, en una grada de bancos azules instalada al efecto. En primera fila, los 15 consejeros que ha tenido el presidente en ocho años de Gobierno; detrás, viceconsejeros, directores generales y gerentes de empresas públicas. Ellos, mayoritariamente de gris; ellas, de rojo.

Ruiz-Gallardón saludó a todos con la mirada y a sus cuatro ex consejeros -Antonio Beteta, Rosa Posada, Gustavo Villapalos y Jesús Pedroche- con un apretón de manos. Los cien cargos le devolvieron casi al unísono una sonrisa satisfecha. Después, el presidente subió a la tribuna y anunció lo que seguía: un recorrido por el "viaje fascinante" de ocho años al frente de la Comunidad.

"Hoy podemos decir que la tarea ha merecido la pena. Este hermoso y emocionante viaje nos ha llevado del pesimismo [de 1995] al liderazgo", comenzó el ahora candidato a alcalde. Y a continuación explicó el porqué de su optimismo: merced a un "carácter eminentemente práctico, por encima de los compromisos ideológicos", el PP ha conseguido en Madrid "evitar los prejuicios y los partidismos", "vencer los conservadurismos de derechas y de izquierdas", encontrar "un camino nuevo, en la senda de la mejor tradición liberal".

Consejería a consejería, Ruiz-Gallardón fue desgranando ante su auditorio un catálogo de éxitos. Recordó, para empezar, que el Producto Interior Bruto (PIB) de los madrileños ha crecido un 28% desde que él gobierna, "cuatro puntos por encima del conjunto de España y 11 por encima de la media europea", que el paro "se ha reducido en un 60%" gracias a la creación de 642.000 nuevos empleos y que "Madrid está hoy entre las 25 regiones más ricas del mundo".

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"Hemos conseguido una Comunidad más próspera, pero también más democrática. Un modelo que combina lo económico y lo social", puntualizó. "Tenemos el mejor sistema de transporte público de España, hemos apostado por el desarrollo del sur, y somos líderes en investigación y desarrollo", aseguró el presidente. Los 114 kilómetros de metro construidos en ocho años -"tantos como se habían hecho en los 84 años anteriores"-, las inversiones del Plan Prisma en 178 localidades -"un promedio de 17 acciones concretas [construcción de equipamientos públicos] en cada municipio, con una inversión media de 365 millones de euros- y las ayudas a la vivienda, cuyo presupuesto "se ha cuadruplicado", le sirvieron para justificar el aplauso a su gestión.

Al abordar los "progresos" en materia social Ruiz-Gallardón citó la narcosala del poblado de Las Barranquillas, el reconocimiento "como derecho, y no como concesión arbitraria", de una renta mínima para familias sin recursos y la Ley de Uniones de Hecho, muy criticada ésta, por insuficiente, por las asociaciones de homosexuales de la región. Habló también de los nuevos hospitales -no ha construido el que prometió en Aranjuez, y el de Puerta de Hierro lleva tres años de retraso, pero subrayó que el de Fuenlabrada "va a empezar a funcionar"-, del aumento de la inversión en enseñanza pública -la oposición le recrimina que el apoyo a la privada ha sido aún mayor- y de la creación de la Universidad Rey Juan Carlos.

Cuando el presidente bajó del estrado, después de dar las gracias "a los madrileños" por haberle permitido "transformar Madrid", el aplauso de sus correligionarios tenía un tono de alivio y de esperanza renovada. "Las últimas semanas han sido duras, con todo lo de la guerra", admitía uno de los asistentes. "Pero hoy ha quedado claro que él [Ruiz-Gallardón] es un gran gestor. ¿Verdad?"

El presidente de la Comunidad y ahora candidato del PP a la alcaldía, Alberto Ruiz-Gallardón, congregó ayer a todos los altos cargos que han compartido con él tareas de gobierno en las dos últimas legislaturas. Reunió en la Casa de Correos, sede del Gobierno regional, a 100 de sus hombres y mujeres de confianza.

Tiempos convulsos

"El pueblo se identifica con los pragmáticos y los moderados, y da la espalda a los extremistas". Eso opina Alberto Ruiz-Gallardón, y por eso, ayer, el presidente regional jalonó su discurso con continuos llamamientos a la "tolerancia" y el "diálogo". Hubo momentos en los que sus críticas a "la obstinación y la ceguera" parecieron más dirigidas a la ciertas actitudes de la dirección de su partido, el PP, que a sus adversarios políticos. Pero Ruiz-Gallardón no nombró ni a unos ni a otros. "En estos tiempos convulsos", dijo, "nosotros hemos sido el Gobierno del diálogo. Hemos desterrado partidismos, hemos preguntado antes de actuar". Y, ya imparable, terminó: "Igual que se habla de generaciones de intelectuales o de la generación de la transición, a escala más modesta hoy hay una generación de políticos de la Comunidad de Madrid".

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