OPINIÓN DEL LECTOR

Falta de educación

Hace unas semanas, aprovechando un día festivo en el colegio de mi hija de 9 años, nos fuimos de actividades culturales al centro. El tráfico estaba denso, como de costumbre, y en la plaza de Colón tuve que maniobrar para cambiar de sentido. Para ello utilicé las señales luminosas y, cuando el semáforo se puso en verde, inicié la maniobra, pero, he aquí que se aproxima un vehículo por el carril al que me iba a incorporar a toda velocidad, haciendo caso omiso a la señal luminosa y a la maniobra ya iniciada.

Al pasar a mi lado, haciendo alarde de su hombría, me increpó con palabras que pr...

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Hace unas semanas, aprovechando un día festivo en el colegio de mi hija de 9 años, nos fuimos de actividades culturales al centro. El tráfico estaba denso, como de costumbre, y en la plaza de Colón tuve que maniobrar para cambiar de sentido. Para ello utilicé las señales luminosas y, cuando el semáforo se puso en verde, inicié la maniobra, pero, he aquí que se aproxima un vehículo por el carril al que me iba a incorporar a toda velocidad, haciendo caso omiso a la señal luminosa y a la maniobra ya iniciada.

Al pasar a mi lado, haciendo alarde de su hombría, me increpó con palabras que prefiero no repetir, pero que mi hija captó al momento. Este señor lucía un rótulo en su vehículo de "No a la guerra". Ante temas como este, yo me pregunto: ¿A quién queremos engañar? Está muy bien solidarizarse con personas que viven a miles de kilómetros de distancia y procurar su bienestar, pero a nuestros propios vecinos los insultamos de forma desproporcionada e injusta buscando nuestro propio egoísmo. Si en nuestro país se ataca a diputados, sean del signo que sean, y se descalifican a los que no piensan como nosotros, ¿qué justificación moral tenemos para decir "No a la guerra"?

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