Análisis:ESTA SEMANA

Protesta recuperada

La ya tradicional marcha a Rota, reclamando el desmantelamiento de la base militar, resurge del languidecimiento que arrastraba. Con el paso de los años esta movilización iba perdiendo fuerza. Cada vez acudían menos asistentes a una manifestación que se había convertido en un gesto meramente testimonial con el que IU y los ecopacifistas, fundamentalmente, mostraban su rechazo a esta instalación militar. Sin embargo, la nueva cita de esta semana viene cargada de expectativas, máxime tras la ofensiva militar que Estados Unidos y Gran Bretaña han desatado contra Irak y con el pleno respaldo del G...

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La ya tradicional marcha a Rota, reclamando el desmantelamiento de la base militar, resurge del languidecimiento que arrastraba. Con el paso de los años esta movilización iba perdiendo fuerza. Cada vez acudían menos asistentes a una manifestación que se había convertido en un gesto meramente testimonial con el que IU y los ecopacifistas, fundamentalmente, mostraban su rechazo a esta instalación militar. Sin embargo, la nueva cita de esta semana viene cargada de expectativas, máxime tras la ofensiva militar que Estados Unidos y Gran Bretaña han desatado contra Irak y con el pleno respaldo del Gobierno español.

La guerra ha vuelto a poner en evidencia la importancia estratégica de dicha base de ahí el uso intensivo que de la misma han hecho las fuerzas armadas norteamericanas. El PSOE ya anunciado que, fiel a su posición, no acudirá esta convocatoria, algo que ha sido especialmente criticado por los integrantes de la federación de izquierdas que vienen a considerar esta decisión como contradictoria si se tiene en cuenta la denuncia de la Junta de Andalucía sobre el empleo ilícito que se está haciendo de este enclave así como del de Morón. Pero, igualmente, el conflicto sitúa, otra vez, en primer plano la servidumbre militar que soporta nuestra comunidad ya que en su suelo se encuentran radicadas las más importantes bases existentes en nuestro país.

Lo que se recibe a cambio es bien poco por no decir nada. No sólo se priva de la información necesaria al presidente andaluz, Manuel Chaves, sino que, además, los municipios colindantes carecen de los planes de protección civil adecuados para poder responder ante cualquier tipo de incidencia. Por no dar, ni siquiera facilitan que los ayuntamientos puedan aplicar las tasas e impuestos locales a los que tienen derecho, por lo que se han visto obligados a acudir a los tribunales. Desde luego que ésta no es la mejor forma para que los ciudadanos se hagan un juicio positivo de las cuestiones que tienen que ver con la Defensa Nacional.

Así que los populares andaluces deberán preparase para nuevas adversidades que están por llegar. Hoy lunes se espera que el ex ministro Manuel Pimentel haga oficial su marcha del partido en desacuerdo con la postura del Ejecutivo central a favor de una guerra que no cuenta con el visto bueno de la ONU. Ya lo anunció en su día aunque ahora está por ver si los dirigentes de su partido le permiten ese gustazo de ser él quien se marcha. A lo mejor le sucede como cuando abandonó el Gobierno, gesto que fue presentando, en cambio, como que fue cesado, destituido, y sin honores que valgan. Tal vez estén pensando en expulsarlo de sus filas, tomando así la iniciativa en esta crisis. El impacto que va a suponer esta baja será considerable y quién sabe, si éste no es el primer paso para la configuración en torno a Pimentel de una fuerza política de centro derecha en Andalucía, corriente que se encuentra huérfana de líderes dada la incapacidad demostrada para ello de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez.

Esta incidencia va obligar a que el secretario general del PP, Javier Arenas, intensifique su presencia en Andalucía con el fin, al menos, de dar ánimos a los suyos. Martínez, incluso, tiene que estar sufriendo más todavía, dada su costumbre a participar en todo tipo de acciones de protesta -Arenas la elogiaba entonces diciendo que se metía en todos los charcos-. Era frecuente verla desde portando una pancarta en contra del tendido del cable de alta tensión de Tarifa -que más tarde un gobierno del PP terminó de instalar-, hasta encabezando una manifestación durante la enésima reconversión de los astilleros, que, miren por donde, terminaba en la gaditana plaza de San Antonio, frente a la sede del PSOE y que resultó asaltada. Un episodio contemplado si mayores remilgos por la propia dirigente popular. Ahora, a pesar, según dice, de su espíritu de paz, no podrá estar en las manifestaciones que ella tan bien conoce desde tiempo atrás. Y lo peor es que el suplicio continua, ya que este miércoles habrá pleno extraordinario en el Parlamento para apoyar la declaración institucional de Chaves contra la guerra.

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