Los arrestados afirman que el Gobierno les ha utilizado para apoyar la guerra contra Irak

La libertad les ha devuelto la ironía, pero no olvidan sus 56 días de amargo cautiverio ni las endebles pruebas -jabón en polvo o lejía- que sirvieron de base para considerarles "peligrosos terroristas". Cuatro de los 14 detenidos en la operación Lago liberados en las últimas horas explicaron ayer en Girona que no tienen nada de terroristas y que su encarcelamiento ha sido utilizado por el Gobierno como coartada para apoyar la guerra contra Irak. "Que hayamos salido después de empezar la guerra lo dice todo", aseguran. Amin el Ghzaoui, vecino de Banyoles que trabajaba como panadero, llegó ayer...

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La libertad les ha devuelto la ironía, pero no olvidan sus 56 días de amargo cautiverio ni las endebles pruebas -jabón en polvo o lejía- que sirvieron de base para considerarles "peligrosos terroristas". Cuatro de los 14 detenidos en la operación Lago liberados en las últimas horas explicaron ayer en Girona que no tienen nada de terroristas y que su encarcelamiento ha sido utilizado por el Gobierno como coartada para apoyar la guerra contra Irak. "Que hayamos salido después de empezar la guerra lo dice todo", aseguran. Amin el Ghzaoui, vecino de Banyoles que trabajaba como panadero, llegó ayer a Girona ansioso por conocer a Sheimaa, su segunda hija nacida durante su cautiverio. Amin debió contar los días para imaginarse el día de su paternidad.

Aunque todos los detenidos aseguran que el trato policial fue correcto, coinciden en el terrible miedo que sintieron los primeros días, cuando era calificados de peligrosísimos terroristas. A las primeras noches que pasaron sin dormir por los traslados e interrogatorios se añadió después la preocupación por un futuro incierto. "Fue peor que una tortura", explicó ayer Smail Boudjaltia. "Me preguntaba si todo era un sueño, y los policías me respondían que estaba en la cárcel", añadía El Ghzaoui. Ninguno de ellos sabía ayer si podrían recuperar sus puestos de trabajo. Algunas de sus familias se han visto obligadas a recurrir a la beneficencia para subsistir.

Los excarcelados temen la acusación de pertenencia a banda armada que todavía pesa sobre ellos y son conscientes de que no podrán volver a su país. Sus fotos han salido en todos los periódicos de Argelia calificándolos de integrantes de Al Qaeda y sus familias han sido interrogadas repetidamente.

Sohuil Kouka, que lucía ayer una insignia contra la guerra, mostró su vena irónica y recordó lo que le dijo hace unos días a su hermano: "No voy a comprar más lejía". Ninguno de ellos, que deberán acudir al juzgado cada semana, se plantea reclamar indemnizaciones por lo que consideran un encarcelamiento injustificado. Es más, incluso dan las gracias a la justicia porque finalmente les ha liberado. "Confiamos en que todo se arreglará. Sólo queremos seguir viviendo nuestra vida", explicó El Ghzaoui.

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