Caen otros dos helicópteros rusos en Chechenia

Dos helicópteros rusos MI-24 desaparecieron ayer durante unos combates contra separatistas en el sureste de Chechenia. El mando de las tropas federales reconoció que "se había perdido" contacto con los dos aparatos ayer por la mañana. Un portavoz de la Fuerza Aérea rusa explicó más tarde que los helicópteros estaban cumpliendo una misión de desembarco de tropas.

La pérdida de los aparatos demuestra una vez más que los rebeldes chechenos mantienen la capacidad para poner en dificultades las operaciones del Kremlin, sobre todo ahora, en vísperas del referéndum que debe celebrarse el domin...

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Dos helicópteros rusos MI-24 desaparecieron ayer durante unos combates contra separatistas en el sureste de Chechenia. El mando de las tropas federales reconoció que "se había perdido" contacto con los dos aparatos ayer por la mañana. Un portavoz de la Fuerza Aérea rusa explicó más tarde que los helicópteros estaban cumpliendo una misión de desembarco de tropas.

La pérdida de los aparatos demuestra una vez más que los rebeldes chechenos mantienen la capacidad para poner en dificultades las operaciones del Kremlin, sobre todo ahora, en vísperas del referéndum que debe celebrarse el domingo y que, según Moscú, debe de normalizar la vida política en la pequeña república norcaucásica.

Inmediatamente después de que se perdiera "toda comunicación" con los helicópteros, el mando militar ruso en Chechenia envió equipos de rescate a la zona de su desaparición, con el fin de tratar de rescatar a los tripulantes que puedan haber quedado con vida. Las condiciones meteorológicas en la zona eran malas, según aseguró el coronel Alexandr Drobishevki, portavoz de la Fuerza Aérea. Los cocodrilos -como en la jerga militar llaman a los MI-24- son un tipo de helicópteros muy temidos por la guerrilla, debido a su gran capacidad de maniobra y de fuego: llevan misiles aire-tierra, cañones paralelos de alta secuencia de tiro y hasta una tonelada y media de bombas; tienen una tripulación de tres personas y pueden transportar ocho soldados completamente pertrechados.

A pesar de que las autoridades chechenas favorables a Rusia y el Kremlin aseguran que controlan la situación en la república transcaucásica e insisten en que lo que se necesita ahora es aprobar una Constitución -una especie de estatuto de autonomía- y leyes que permitan elegir un Parlamento y un presidente, la realidad es muy distinta. Los rusos y el régimen impuesto por Moscú en Chechenia no han logrado crear un clima de estabilidad ni siquiera en Grozni, la capital republicana. Baste recordar la destrucción de la sede del Gobierno local, ocurrida a finales de diciembre pasado en un acto suicida en el que los separatistas utilizaron un camión y un jeep cargados de explosivos.

Además, prácticamente a diario estallan tiroteos en algunos barrios de Grozni. El año pasado el Kremlin perdió al menos siete helicópteros a manos de los rebeldes y el episodio más sangriento ocurrió en el verano, cuando un misil tierra-aire Iglá, análogo de los Stinger estadounidenses, destruyó un MI-26 de transporte en el que perecieron 124 soldados.

Ahora Moscú está preocupado ante todo por que el referéndum del domingo sea un éxito. Para ello incluso han entrando en conversaciones con algunos dirigentes del Parlamento independentista elegido en tiempos de Aslán Masjádov, el presidente separatista que hoy encabeza la resistencia a los militares rusos. El resultado es que algunos influyentes diputados partidarios de la independencia de Chechenia ha accedido a integrarse en el proceso de normalización política auspiciado por el Kremlin.

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Los parlamentarios han escrito una carta al presidente ruso, Vladímir Putin, en la que le piden que declare una amnistía para todos los que han participado en la resistencia militar a las tropas federales. Putin parece inclinado a conceder el perdón a los rebeldes, ya que, según los diputados, esa amnistía induciría a cientos de guerrilleros a deponer las armas si va acompañada de serias garantías.

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