Crítica:LIBROS

¿Sabe usted qué es la demanda de agua?

Pues depende. Un técnico de la compañía de aguas dirá que la demanda de agua (por semana) es el número de litros consumidos por término medio por una persona en una semana multiplicado por el número medio de personas existentes en ese municipio en una semana cualquiera. Un economista dirá, sin embargo, que la demanda de agua es la cantidad de litros que un individuo representativo está dispuesto a consumir según el precio que tenga que pagar por cada litro. Te aseguro, discreto lector, que los dos tienen razón, aunque el economista sólo admitirá que la razón la tiene él, si bien se refieren a ...

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Pues depende. Un técnico de la compañía de aguas dirá que la demanda de agua (por semana) es el número de litros consumidos por término medio por una persona en una semana multiplicado por el número medio de personas existentes en ese municipio en una semana cualquiera. Un economista dirá, sin embargo, que la demanda de agua es la cantidad de litros que un individuo representativo está dispuesto a consumir según el precio que tenga que pagar por cada litro. Te aseguro, discreto lector, que los dos tienen razón, aunque el economista sólo admitirá que la razón la tiene él, si bien se refieren a cosas distintas.

A medida que los economistas han ido adquiriendo presencia en la administración y la política e influencia en la opinión pública, su lenguaje especializado se ha superpuesto al habla cotidiana consiguiendo que mucha gente utilice sus conceptos sin saber exactamente lo que significan. El libro Sencillamente economía de los profesores Alonso, Hernández, Navarro y Sosvilla pretende situar al no economista frente a: (1) las definiciones básicas de los principales conceptos utilizados por el economista, (2) la explicación elemental de las principales actuaciones de política económica y (3) la historia condensada de las ideas económicas, sección, esta última, que a pesar de que se presenta en primer lugar en el esquema del libro ha de ser leída en último lugar ya que la dificultad con la que se utilizan los conceptos manejados es algo mayor que la de las otras dos secciones que le siguen. Un apretado glosario sirve para remachar las definiciones reduciéndolas a sus términos imprescindibles y aislándolas del contexto del cuerpo principal.

Sencillamente economía

Javier Alonso, Isabel Hernández, Manuel Navarro y Simón Sosvilla

Editorial Dykinson

ISBN 84-9772-023-7

Casi nada, pensarás, amigo lector, pero repara en el acertado comentario de los autores en las páginas de presentación de su trabajo cuando dicen que "saber de Economía se ha convertido, hasta cierto punto, en un derecho cívico, imprescindible para que los ciudadanos puedan participar activamente en la vida democrática de las sociedades modernas". ¿Estamos? Incluso añadiría yo que saber de economía se ha convertido casi en una obligación. ¿No te parece, avispado lector, que de ejercer activamente los electores estos "derechos" y "obligaciones" elegiríamos más cuidadosamente a nuestros representantes políticos. Has de saber, finalmente, despreocupado lector, que el libro se lee muy bien, está bien escrito, los conceptos son claros y sencillos, sólo tiene trece gráficos y otras tantas fórmulas, no hay apéndices ni notas eruditas y abarca los apartados imprescindibles para comprender la fina división en ramas con la que los economistas se castigan entre sí. Por todo ello creo que tanto el estudiante de otra disciplina que no sea la de economía como el lector curioso e informado encontrarán en esta obra una útil herramienta para entender algo mejor el funcionamiento de la economía, la información económica y el debate sobre los grandes problemas económicos de nuestro tiempo, que es también el tuyo amable lector.

Pero no te confundas, lo que nunca conseguirás, leas lo que leas, es entender a los economistas.

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