Desde el Pacífico

Las paradojas de la guerra con 'software' y microondas

EL PENTÁGONO esta filtrando información sobre sus planes de guerra y las armas con las que cuenta, sin perder de vista a la opinión pública. A datos sobre la concentración de miles de soldados y material de guerra, ahora deja conocer tecnologías que reduce el costo en vidas.

El caso más sorprendente es un software que se supone reducirá los daños colaterales. El método tradicional para decidir un bombardeo consiste en hacer alrededor del objetivo un círculo cuyo radio de acción dependerá del poder de la bomba, y comprobar si hay población en su interior.

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EL PENTÁGONO esta filtrando información sobre sus planes de guerra y las armas con las que cuenta, sin perder de vista a la opinión pública. A datos sobre la concentración de miles de soldados y material de guerra, ahora deja conocer tecnologías que reduce el costo en vidas.

El caso más sorprendente es un software que se supone reducirá los daños colaterales. El método tradicional para decidir un bombardeo consiste en hacer alrededor del objetivo un círculo cuyo radio de acción dependerá del poder de la bomba, y comprobar si hay población en su interior.

El nuevo software tiene en cuenta las características de la bomba, el terreno y la estructura de los objetivos para predecir los daños de manera más precisa. En lugar de hacer un círculo alrededor del objetivo, Bugsplat dibuja una mancha de contornos irregulares que se parece a lo que se ve después de aplastar a un insecto.

El programa Bugsplat "permite elegir el blanco con la confianza de saber que no ocasiona daños colaterales", según el director del Comando de Combate Aéreo
La tecnología más innovadora es la de microondas invisibles dirigidas a un punto, capaz de inutilizar sistemas electrónicos
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"Nos permitirá elegir como blanco a las instalaciones que queramos con la confianza de saber que no ocasionaremos daños colaterales", dijo al Washington Post el brigadier general Kelvin R. Cappock, director de inteligencia del Comando de Combate Aéreo.

En otro campo, el Pentágono se ha estado preparando para poder lanzar un ciberataque contra los ordenadores enemigos. El Federal Computer Week, una publicación especializada en informática gubernamental, informaba de que el Departamento de Defensa había creado un servicio, Computer Network Attack (Ataque a Redes de Ordenadores). "No importa si tomamos un centro de informática con una bomba... o con un programa de denegación de servicio. Si es algo vital para el adversario, consideraremos la opción", declaró un portavoz del Pentágono.

La tecnología más innovadora es la de microondas invisibles dirigidas a un punto, capaz de inutilizar sistemas de comunicación y microprocesadores.

Una explicación del fenómeno se encuentra en el sitio del laboratorio de investigación de la Fuerza Aérea de EE UU. "Si un horno microondas genera menos de 1.500 vatios de potencia , la División trabaja con equipos que generan millones de vatios. Cuando las microondas se topan con aparatos de microelectrónica, los resultados son devastadores para los elementos electrónicos. Se queman o dejan de funcionar".

Una tecnología que puede ser utilizada sin provocar la muerte de personas y, además, no destruye la electricidad, es ideal para la guerra en Bagdad, estima The New York Times, basándose en los análisis de expertos.

Todo parece indicar que Estados Unidos está a la vanguardia en el desarrollo de esta tecnología. El problema es que otros países, como Rusia o China, realizan sus propias investigaciones. El Pentágono debe comenzar a tener cuidado, nos explicó John Arquilla, profesor de análisis de la defensa en la Universidad Naval de Monterey en California: "Son nuestros militares los que más dependen de las comunicaciones y la informática y la mayor parte de nuestros aparatos no están protegidos contra tales armas".

A lo que hay que añadir aquello que se suelen llamar "consecuencias no previstas" en el uso de las tecnologías. Según los oficiales interrogados por el Washington Post, se estima que 3.000 bombas y mísiles teledirigidos sean lanzados durante los primeros dos días de la campaña aérea contra Irak. La mayor precisión con la que ahora se cuenta tiende en efecto a incentivar a los oficiales a lanzar más bombas, y bombas más potentes ya que confían en poder evitar los daños colaterales.

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