La fundación Lara muestra la obra póstuma de Manuel Alvar

Un panorama de la Edad Media en la literatura castellana. Ése fue el propósito, según su hijo, de Manuel Alvar, quien fuera director de la Real Academia de la Lengua, en su obra póstuma Voces y silencios de la literatura medieval, que fue presentado ayer en Granada. El libro es todo un repaso por las grandes obras medievales castellanas y uno de los trabajos en los que Alvar, fallecido el pasado año, desplegó sus facetas de lector, lingüísta y literato.

El libro, editado por la Fundación José Manuel Lara, es un análisis y un repaso por todas las obras que influyeron de la manera ...

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Un panorama de la Edad Media en la literatura castellana. Ése fue el propósito, según su hijo, de Manuel Alvar, quien fuera director de la Real Academia de la Lengua, en su obra póstuma Voces y silencios de la literatura medieval, que fue presentado ayer en Granada. El libro es todo un repaso por las grandes obras medievales castellanas y uno de los trabajos en los que Alvar, fallecido el pasado año, desplegó sus facetas de lector, lingüísta y literato.

El libro, editado por la Fundación José Manuel Lara, es un análisis y un repaso por todas las obras que influyeron de la manera más notable en el desarrollo tanto lingüístico como literario de la Lengua Española. Según explica su hijo en el prefacio, Alvar ya concibió esta obra como una especie de testamento intelectual, de ahí su importancia.

Voce y silencios de literatura medieval, que fue presentada por los catedráticos Pedro Cerezo y José Andrés de Molina, está considerada no como una historia de la literatura castellana, sino como un análisis de todos aquellos autores, desde Berceo al Arcipreste de Hita, que sentaron los pilares de lo que después sería una de las expresiones más brillantes de la cultura hispana.

"Es un epílogo o un resumen", explicó Andrés de Molina respecto a libro. Alvar recoge en su obra las ideas esenciales de lo que fue la literatura medieval castellana y su propia concepción de lo que tal literatura significó para un posterior desarrollo de la lengua.

Alvar, nacido en Castellón en 1923 y fallecido en Madrid, en 2001, estuvo siempre muy ligado a Granada, ciudad en la que ejerció como catedrático desde 1948, y a la que visitaba con frecuencia tras su marcha. En 1988 fue elegido director de la Real Academia de la Lengua, cargo que desempeñaría hasta el año 1991. La Filología Hispánica era una de sus grandes pasiones. Fue, entre otras cosas, Premio Nacional de Literatura, miembro de la Academia de la Historia y Medalla de Oro de Andalucía.

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