El mundo y la carne

Mucho de conocido hay tras este último filme de Paul Schrader: religión y sexo, doble moralidad y las tentaciones de la carne. No otros son los temas de otras películas suyas, de Hardcore a American gigoló. El motivo es en esta ocasión la vida de un actor televisivo, Bob Crane (notable caracterización de Kinnear), efímero protagonista de una serie de culto, Los héroes de Hogan.

Católico de misa diaria, ejemplar padre de familia, Crane no resistió los arrebatos de la fama:cayó en una patológica, ascendente y patética dependencia del sexo, que le llevó a mantener una ...

Mucho de conocido hay tras este último filme de Paul Schrader: religión y sexo, doble moralidad y las tentaciones de la carne. No otros son los temas de otras películas suyas, de Hardcore a American gigoló. El motivo es en esta ocasión la vida de un actor televisivo, Bob Crane (notable caracterización de Kinnear), efímero protagonista de una serie de culto, Los héroes de Hogan.

Católico de misa diaria, ejemplar padre de familia, Crane no resistió los arrebatos de la fama:cayó en una patológica, ascendente y patética dependencia del sexo, que le llevó a mantener una pantalla de apariencias tras la que se ocultaba la viciosa relación con un ambiguo amigo (Dafoe, tortuoso, espléndido), amén de sus incontables amantes.

Este mundo de apariencias y engaños, esa mentalidad culpabilizada, sirven a Schrader para establecer un diagnóstico contundente sobre el mundo del espectáculo entre los sesenta y los setenta. Menos punzante, eso sí, que otros infiernos suyos; pero en absoluto desdeñable.