REPORTAJE

Las mujeres se aprestan a salir del ostracismo político

SI LOS PARTIDOS CUMPLEN sus promesas, en la próxima legislatura puede darse al fin un salto hacia adelante en la presencia de mujeres en la política catalana, una de sus asignaturas pendientes más acuciantes. Cataluña es una de las comunidades con mejores índices económicos y sociales de España, pero está a la cola en la participación política de las mujeres: con sólo el 27% de diputadas, el catalán es el tercer Parlamento autonómico con menos mujeres; el porcentaje de alcaldesas (6,98%) está tres puntos por debajo de la media española, y el número de mujeres en el Ejecutivo es muy bajo (ocupa...

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SI LOS PARTIDOS CUMPLEN sus promesas, en la próxima legislatura puede darse al fin un salto hacia adelante en la presencia de mujeres en la política catalana, una de sus asignaturas pendientes más acuciantes. Cataluña es una de las comunidades con mejores índices económicos y sociales de España, pero está a la cola en la participación política de las mujeres: con sólo el 27% de diputadas, el catalán es el tercer Parlamento autonómico con menos mujeres; el porcentaje de alcaldesas (6,98%) está tres puntos por debajo de la media española, y el número de mujeres en el Ejecutivo es muy bajo (ocupan el 23% de las consejerías).

En la próxima legislatura, la presencia de mujeres en la Cámara

aumentará con toda seguridad. El Partit dels Socialistes (PSC) propone establecer por ley la paridad en las listas electorales, entendida de forma que ningún sexo supere el 60% de los puestos, aplicando este principio en cada tramo de cinco candidatos. La iniciativa no tiene posibilidades de prosperar en esta legislatura, pero los socialistas se han comprometido a emplear este sistema en sus listas del próximo ciclo electoral.

El candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, piensa además en una mujer para hacer tándem electoral: si su estado de salud sigue mejorando -padece fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica-, la ex alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) Manuela de Madre acompañará en los primeros puestos a Maragall, en un guiño tanto a los sectores del electorado afín al PSOE, que en parte suele abstenerse en las autonómicas, como a las mujeres.

Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV) también se ha comprometido a presentar listas con un máximo del 60% de personas del mismo sexo. En el actual Parlament sólo ICV (40% de mujeres) y, paradójicamente, el Partido Popular (41%) cumplen con los requisitos que los socialistas pretenden convertir en ley. Las diputadas del grupo socialista representan el 34% del total; las de Convergència i Unió, el 21%, y sólo uno de los 12 diputados de Esquerra Republicana (ERC) es mujer, lo que supone el 8% del grupo republicano.

El déficit histórico en ERC tiene su aquél: en 1999, Carme Porta se convirtió en la primera diputada del Parlament adscrita a ERC, partido fundado en 1931. Esta anomalía también se corregirá en parte en la próxima legislatura si el líder de la formación, Josep Lluís Carod, cumple con el compromiso de que las listas de la formación incluyan un 30% de mujeres. "Las cuotas no nos gustan, pero hoy por hoy son el único instrumento para aumentar el número de mujeres", alega Porta.

Las cuotas son rechazadas, en cambio, por el centro-derecha. "El problema de las cuotas es que confunden la igualdad con la aritmética", señala la portavoz parlamentaria del PP, Dolors Nadal, satisfecha de que el PP sea la formación con el más alto porcentaje de mujeres del Parlament y con puestos de mayor responsabilidad: sólo el PP eligió a una mujer como portavoz. En la próxima legislatura, el peso político de Nadal, previsiblemente, se incrementará, y puede llegar a convertirse en la presidenta del grupo si, tras las autonómicas, Josep Piqué encabeza también las listas de las legislativas de 2004.

CiU apuesta en general por incrementar voluntariamente la presencia de mujeres en política, pero sin prisas. Jordi Pujol tardó 12 años antes de incorporar, en 1992, a una mujer en el Consell Executiu..., y un hombre, él mismo, presidió hasta 1998 el Instituto Catalán de la Mujer.

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