Prometedor debú

He aquí una película que merece buena suerte: no hay en ella actores conocidos, no se rige por ninguna fórmula de éxito segura, cuenta historias nada espectaculares y, sin embargo, asoman por sus fotogramas el talento, el riesgo, la falta de cálculo... ni más ni menos que lo que uno siempre querría ver en la película de un principiante.

Narración de carretera con protagonismo de dos muertos de hambre -uno, recluso con permiso; el otro, un amigo del barrio que guarda algún secreto-, Nos hacemos falta habla de aspectos que no suelen aparecer por las pantallas españolas: inmi...

He aquí una película que merece buena suerte: no hay en ella actores conocidos, no se rige por ninguna fórmula de éxito segura, cuenta historias nada espectaculares y, sin embargo, asoman por sus fotogramas el talento, el riesgo, la falta de cálculo... ni más ni menos que lo que uno siempre querría ver en la película de un principiante.

Narración de carretera con protagonismo de dos muertos de hambre -uno, recluso con permiso; el otro, un amigo del barrio que guarda algún secreto-, Nos hacemos falta habla de aspectos que no suelen aparecer por las pantallas españolas: inmigrantes, bares de carreteras, mujeres hartas de esperar, tipos sin esperanza que parece que sólo ansían moverse para no morir. Sus historias, que se entrecruzan a veces con cierto capricho, hay que reconocer, son mostradas, no obstante, con algo tan exótico en los tiempos que corren como gusto por la composición del encuadre, buen uso de las elipsis, captación de un paisaje de serena, deslumbrante dureza. Una recomendación para espíritus no adocenados y para oteadores interesados en el cine emergente.