Cartas al director

La condena del Vaticano a Juan José Tamayo

Ante las graves descalificaciones que la Congregación de la Doctrina de la Fe ha vertido sobre el teólogo Juan José Tamayo y la Asociación de Teólogos Juan XXIII, en nombre de la Corriente Somos Iglesia queremos expresar nuestra solidaridad y apoyo a esta persona y a esta asociación, ambos de reconocido prestigio entre miles de cristianos y católicos de todo el mundo.

De nuevo la Congregación para la Doctrina de la Fe y sus responsables defraudan a gran parte de la comunidad católica con amonestaciones de este tipo y generan divisiones en ella.

Es necesario levantar la voz para e...

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Ante las graves descalificaciones que la Congregación de la Doctrina de la Fe ha vertido sobre el teólogo Juan José Tamayo y la Asociación de Teólogos Juan XXIII, en nombre de la Corriente Somos Iglesia queremos expresar nuestra solidaridad y apoyo a esta persona y a esta asociación, ambos de reconocido prestigio entre miles de cristianos y católicos de todo el mundo.

De nuevo la Congregación para la Doctrina de la Fe y sus responsables defraudan a gran parte de la comunidad católica con amonestaciones de este tipo y generan divisiones en ella.

Es necesario levantar la voz para expresar que son las actitudes integristas, punitivas y excluyentes de ciertos sectores de la jerarquía las que realmente hieren la fe de muchas personas católicas, amenazan la comunión en la Iglesia y ponen en entredicho su credibilidad ante la opinión pública.

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Condenas como la que ahora emite la Congregación para la Doctrina de la Fe escandalizan por su falta de sensibilidad humana y democrática, queriendo reducir una vez más lo eclesial a lo canónicamente reconocido y reduciendo la libertad de la reflexión teológica.

Tenemos la esperanza de que el proceso conciliar que ya está en marcha en la Iglesia Católica y del que participan miles de fieles de todo el mundo, ayude a tender puentes y a abrir cauces de diálogo entre distintos sectores de la comunidad cristiana, promoviendo una cultura de respeto a los derechos humanos, a los valores democráticos y a la pluralidad de perspectivas teológicas y eclesiológicas que coexisten en su seno.

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