Dos patios de museo para comer en el Born barcelonés

Sofisticar los restaurantes incluidos en un museo para que sean algo más que un extra está a la orden del día en la barcelonesa calle de Montcada. Nacida en el Museo Picasso, la idea de que la cafetería pudiera atraer también a público ajeno a los visitantes interesados en la obra del pintor malagueño, se ha contagiado a otros espacios cercanos. El increíble edificio que aloja el Museo Picasso y su ubicación ofrecen un pequeño oasis de tranquilidad en el ya muy bullicioso barrio del Born. Una terraza ganada a un patio interior y grandes cristaleras hacen el resto y compensan un mobiliario espa...

Sofisticar los restaurantes incluidos en un museo para que sean algo más que un extra está a la orden del día en la barcelonesa calle de Montcada. Nacida en el Museo Picasso, la idea de que la cafetería pudiera atraer también a público ajeno a los visitantes interesados en la obra del pintor malagueño, se ha contagiado a otros espacios cercanos. El increíble edificio que aloja el Museo Picasso y su ubicación ofrecen un pequeño oasis de tranquilidad en el ya muy bullicioso barrio del Born. Una terraza ganada a un patio interior y grandes cristaleras hacen el resto y compensan un mobiliario espartano y deslavazado. Sólo se ofrecen comidas, ya que el horario debe adaptarse al del museo, y en forma de menú, aunque con una atípica concepción de los platos de diario. Crema de alcachofas y chips o ensalada de pera y yogur griego, como primeros platos, y segundos de corte bastante inusual, como timbal de jarrete o meira, componen su carta. Todo ello, además, sale, con postre y bebida, por 10 euros.

Es una pena que la oferta no se extienda a la noche, aunque si lo que se quiere es cenar, la misma idea con distinto enfoque se puede encontrar justo enfrente: el Museo Textil y de la Indumentaria abre su patio a un restaurante casi vegetariano de muy explícita vocación internacional llamado Cafè Tèxtil. Tapas de corte étnico (hummus, guacamole, tzatziki...) por 4,50 euros; ensaladas que parecen internacionales (italiana, libanesa, española, francesa...) por precios que oscilan entre los 5,25 y los 6,75 euros; quiches variadas por 4,50 euros y cocas (la de escalibada cuesta 9,90 euros y está muy conseguida) componen una oferta que, por 3 euros más, se complementa con actuaciones de jazz en vivo (sólo las noches de los jueves).

No tiene el empaque de comer rodeado de picassos, pero es una buena alternativa para cuando éstos se retiran a descansar.