Reportaje:

Un matadero sin destino

Las instalaciones de Legazpi quedaron en desuso en 1996, y el recinto sigue esperando convertirse en un centro cultural

Una gran puerta de hierro tirada a varios metros del carril sobre el que hasta hace pocos meses se deslizaba, para dar paso o cerrar el acceso, deja ahora vía franca al antiguo matadero de Legazpi. Un conjunto de unas 14 naves que recibieron nombres tan inequívocos como establos de cerdos, establo de lanar, nave de degüello, degüello de lanar, nave de despojos, quemadero, cámaras, laboratorio, cuarto de máquinas.... Nombres de un escenario entre el río Manzanares, la M-30 y el paseo de la Chopera, abandonado definitivamente hace seis años por matarifes y mondongueros y que se encuentra hoy, a ...

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Una gran puerta de hierro tirada a varios metros del carril sobre el que hasta hace pocos meses se deslizaba, para dar paso o cerrar el acceso, deja ahora vía franca al antiguo matadero de Legazpi. Un conjunto de unas 14 naves que recibieron nombres tan inequívocos como establos de cerdos, establo de lanar, nave de degüello, degüello de lanar, nave de despojos, quemadero, cámaras, laboratorio, cuarto de máquinas.... Nombres de un escenario entre el río Manzanares, la M-30 y el paseo de la Chopera, abandonado definitivamente hace seis años por matarifes y mondongueros y que se encuentra hoy, a casi veinte años de que se anunciara la desaparición del viejo matadero, convertido en la eterna promesa del gran centro lúdico cultural anunciado por sucesivos gobiernos municipales.

"Hace un año, en la garita había un señor encantador con su televisor y su estufa"
La sala de las cámaras conserva los ganchos donde se colgaban las reses sacrificadas

Pero el pleno municipal convocado el próximo jueves declarará desierto, por falta de licitadores, el concurso convocado hace seis meses para hacer realidad el proyecto. Una idea que, de momento, sólo existe en los vídeos virtuales realizados por el Área de Urbanismo para exponer en ferias y exposiciones un espacio arquitectónico diseñado por Luis Bellido como exponente del Madrid industrial de principios del siglo XX. Era el mejor matadero del mundo en su tiempo, tras el de Berlín, y en 1988, casi 64 años después de su apertura y trabajando ya al 50% de su capacidad, se sacrificaron 12.000 toneladas de vacuno, 3.000 de cordero, 6.000 de porcino y 1.000 de equino.

Dejada definitivamente atrás en febrero de 1996 la labor de los matarifes, la realidad de las naves del matadero que continúan vacías dista mucho de parecerse al vídeo municipal. Pero, paradójicamente, el recinto es solicitado por cineastas y productoras como escenario de películas y vídeos musicales. Almudena y Vanesa visitaron con ese fin el jueves los establos de lanar y de cerdos y bordearon las de degüello, dos edificios neomudéjares situados en el centro del recinto. No era la primera vez que acudían al matadero, pero se extrañaron al llegar. "Al bajar del taxi me ha sorprendido muchísimo que se podía entrar libremente y no hay guardia de seguridad. La puerta está rota. Hace un año, en la garita de control, había un señor encantador, con su televisión y su estufa", explica Almudena. "Es alucinante que esté todo tan abandonado. En París, a un sitio como éste le habrían sacado un partido tremendo", añadió Vanesa, tras señalar que sintió temor al pasar la garita abandonada: "Huele a quemado y he oído ruidos".

Ambas mantienen que el Ayuntamiento no debería destinar las naves a un centro de ocio con equipamientos culturales, como tiene previsto. Al contrario, para ellas, el viejo matadero ha encontrado de modo natural su destino: escenario cinematográfico. "Con que pongan guardia de seguridad, porque trabajamos con equipos muy caros, y una cafetería, es suficiente. Cada productora trae su decorado, y no hace falta que el Ayuntamiento haga nada. En todo Madrid no hay ningún otro espacio igual. Es equiparable a Cinecittà de Roma", explica Vanesa.

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Quizá por ello, una de las series de más éxito actualmente, Un paso adelante, ubica la escuela de artes escénicas donde se desarrollan las historias de los jóvenes que luchan por convertirse en actores y bailarines en las naves del matadero. El edificio de las cámaras, situado a lo largo del paseo de la Chopera, tiene aún pegado sobre su fachada uno de los carteles en chino que ambientaron el supuesto mercado de El embrujo de Shanghai, dirigida por Fernando Trueba. Entre las naves se han desarrollado también escenas de la película Sin noticias de Dios, protagonizada por Victoria Abril y Penélope Cruz, y las series policiacas han recurrido a los viejos ganchos donde se colgaban las reses en canal para rodar escenas de secuestros y torturas.

Entre las calles del matadero se adentran también esporádicamente algunas personas que en los días de frío encuentran cobijo en las naves menos deterioradas por el tiempo o en las que no se han demolido aún los equipamientos propios del trabajo que en ellas se desarrollaban. Algunas noches se ve que hay resplandor en alguna nave, dice un vecino.

El año pasado, los establos de lanar y de cerdos se dejaron diáfanos y preparados para su rehabilitación, tras realizar obras de consolidación y reparar las techumbres. Éstas son las únicas que no tienen el suelo cubierto por cristales rotos. En algunas es posible aún encontrar manojos de llaves del "módulo vacuno".

Además de la puerta situada junto al acceso de la M-30, casi bajo el puente de la Princesa, se puede llegar hasta el interior de las naves por el parque situado tras la Casa del Reloj, antigua lonja del matadero y actualmente sede de la Junta de Distrito de Arganzuela. Por esa vía entraron también el pasado jueves Ángela, de 12 años, y dos amigas al ver que se encontraba desmontada parte de la valla que separaba el parque de las naves que estuvieron en obras. De hecho, aún hay un montículo de piedras y arena junto a la valla, pero dentro del perímetro del matadero. Las chicas se asomaron al laboratorio, que tiene el cartel cubierto con pintura verde, y salieron en desbandada. "Había dos hombres que se escondían. Está todo muy triste", recuerda Ángela.

El Ayuntamiento tiene decidido ceder una de las naves a la Fundación Arco -para exponer su colección de arte- y otras dos a la Fundación Sánchez Ruipérez (para la Casa del Lector).

GORKA LEJARCEGI

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