OPINIÓN DEL LECTOR

Sobre la antigua fábrica de harinas de Aranjuez

En mi calidad de concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Aranjuez, desearía realizar algunas precisiones y aclaraciones a los autores del artículo publicado el pasado domingo en las páginas de EL PAÍS sobre la antigua fábrica de harinas de Aranjuez. Desconozco el motivo que ha llevado a estos tres investigadores a desprestigiar tan alegremente el buen nombre de nuestra ciudad y de su Ayuntamiento, con un artículo plagado de inexactitudes y de una flagrante falta de información.

La primera de las falsedades vertidas es dar por buena una modificación de uso o de calificación del suelo e...

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En mi calidad de concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Aranjuez, desearía realizar algunas precisiones y aclaraciones a los autores del artículo publicado el pasado domingo en las páginas de EL PAÍS sobre la antigua fábrica de harinas de Aranjuez. Desconozco el motivo que ha llevado a estos tres investigadores a desprestigiar tan alegremente el buen nombre de nuestra ciudad y de su Ayuntamiento, con un artículo plagado de inexactitudes y de una flagrante falta de información.

La primera de las falsedades vertidas es dar por buena una modificación de uso o de calificación del suelo en que se halla esa antigua fábrica. En ningún momento ha habido modificación, ya que en la actualidad el uso de ese suelo es el que está vigente en el Plan de Urbanismo de 1996, aprobado por la Comunidad de Madrid. Por cierto, la misma para la que dicen trabajar estos tres investigadores y a la que pueden acudir para comprobarlo, dado que es la propia Comunidad la encargada de dar el visto bueno definitivo a cualquier tipo de modificación.

La calificación de ese suelo es la de "dotacional-social-comercial". Esto permite el uso hotelero, precisamente el que sus actuales dueños pretenden utilizar con la futura construcción de un hotel, que en estos momentos está pasando los trámites correspondientes en la Dirección General de Patrimonio de la misma Comunidad, la de Madrid, para la que dicen trabajar los tres investigadores. La demolición de la antigua fábrica de harinas respetó escrupulosamente las normas urbanísticas.

Aquel edificio no se encontraba inscrito en ningún catálogo de bienes a conservar ni proteger. Tampoco le afectaban las ordenanzas particulares de rehabilitación del casco antiguo ni las de protección del patrimonio artístico.

Además, algo que cualquiera podía comprobar, el edificio se hallaba seriamente deteriorado y en clara contraposición al entorno monumental que lo rodeaba. En ningún momento existieron prisas para llevar a cabo su demolición, tal como insinúan los tres autores del artículo, llevándose a cabo la misma con la correspondiente licencia de derribo informada favorablemente por los técnicos.

En lugar de la antigua fábrica de harinas, por cuyo cierre nadie se interesó en su momento, los vecinos de Aranjuez esperamos ver en los próximos años un hotel que cree empleo y riqueza para la ciudad, además de ser respetuoso con el entorno monumental. En cuanto a la maquinaria de la antigua fábrica, fue nuestra insistencia la que hizo que se salvaguardara.

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Como concejal del Ayuntamiento de Aranjuez y, sobre todo, como ribereño, me siento indignado por el interés que han mostrado estos tres investigadores en empañar el primer aniversario de la declaración de Patrimonio de la Humanidad, que celebramos el próximo sábado 14 de diciembre.

En cualquier caso, lamentamos que para no incurrir en los errores de bulto en los que caen en su artículo estos tres investigadores no se hayan puesto nunca en contacto con el Ayuntamiento de Aranjuez, donde gustosamente les hubiésemos facilitado toda la documentación precisa.

Por último, quiero invitar a todos cuantos así lo deseen a celebrar el próximo sábado el primer aniversario de una declaración que nos ha llenado de orgullo a todos los ciudadanos ribereños. Además, nos afianza en el convencimiento de que las inmediaciones del Palacio Real y los jardines no merecían un edificio en ruinas como la antigua fábrica de harinas y un entorno tan degradado como la finca que la albergaba.-

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