Aparcamientos para discapacitados
Los conductores que aparcan sin ningún pudor en las plazas reservadas para discapacitados nos causan mucho más perjuicio del que se imaginan. He oído en estos cuatro años de no poder caminar todo tipo de excusas: "Era sólo un momento", y muchas otras tan peregrinas que sería difícil de creer. Incluso me han enseñado un collarín que viajaba en la parte trasera del coche, diciéndome "Ya ves, yo también soy minusválido". Llega la Navidad, y a ver quién es más solidario. Pequeños gestos para usted, que afortunadamente no necesita una silla, son grandes gestos para nosotros. No se imagina lo desale...
Los conductores que aparcan sin ningún pudor en las plazas reservadas para discapacitados nos causan mucho más perjuicio del que se imaginan. He oído en estos cuatro años de no poder caminar todo tipo de excusas: "Era sólo un momento", y muchas otras tan peregrinas que sería difícil de creer. Incluso me han enseñado un collarín que viajaba en la parte trasera del coche, diciéndome "Ya ves, yo también soy minusválido". Llega la Navidad, y a ver quién es más solidario. Pequeños gestos para usted, que afortunadamente no necesita una silla, son grandes gestos para nosotros. No se imagina lo desalentador que resulta dar vueltas y más vueltas buscando una placa de reserva de aparcamientos, e invariablemente encontrarla ocupada por coches sin distintivos. Ojalá nunca se vea en nuestro pellejo, y háganos el favor de mirar más allá de su comodidad y más acá de su conciencia. Gracias.