Juguetes

En estos días en los que nos invaden con publicidad y consumo, quiero hacer un llamamiento a los padres ante el tema de los juguetes. Se dispara la venta de juguetes, nos encontramos ante un tema importante en la educación de nuestros hijos, no sólo por los valores que acompañan a los juguetes (véase la publicidad: violencia para los niños y cursilería para las niñas).

Los padres debemos aprender que el mejor juguete no es el que más cosas hace, sino el que permite al niño hacer más cosas, dando lugar a la imaginación y la creatividad. A veces, atiborramos a los niños de juguetes, cuand...

En estos días en los que nos invaden con publicidad y consumo, quiero hacer un llamamiento a los padres ante el tema de los juguetes. Se dispara la venta de juguetes, nos encontramos ante un tema importante en la educación de nuestros hijos, no sólo por los valores que acompañan a los juguetes (véase la publicidad: violencia para los niños y cursilería para las niñas).

Los padres debemos aprender que el mejor juguete no es el que más cosas hace, sino el que permite al niño hacer más cosas, dando lugar a la imaginación y la creatividad. A veces, atiborramos a los niños de juguetes, cuando ellos cambiarían la mayoría de los que tienen por un rato en el que jugásemos juntos o con otros niños.

Muchos de esos juguetes tienen su origen en la explotación de muchas personas. Leyendo las etiquetas vemos que la mayoría de juguetes tienen su origen en países de Asia en los que no se respetan los derechos humanos ni los de los trabajadores. Y se utiliza mano de obra esclava, incluso de niños. Encadenamos a nuestros hijos con multitud de cosas, a costa del encadenamiento de los niños empobrecidos.

Por ello, creo que es hora de que los padres empecemos a jugar con nuestros hijos, con un palo, una caja... con poca cosa, nuestros hijos (y todos los niños del mundo) nos lo agradecerán.