Reportaje:

Un muerto en vivo

Un canal de televisión retransmite una autopsia en una galería de Londres

¿Arte? ¿Educación? ¿Morbo? ¿Tomadura de pelo? Las opiniones no son unánimes a la hora de enjuiciar el espectáculo ofrecido por el profesor y artista alemán Günther von Hagens, que consiguió que la cadena británica Channel 4 retransmitiera en directo la disección de un cadáver poco antes de la medianoche del miércoles. La autopsia, la primera que se realiza en público en el Reino Unido desde hace más de 170 años, no se llevó a cabo en un hospital, sino en una sala de arte.

Von Hagens no es un cualquiera. Ahora mismo, y desde marzo pasado, está exponiendo 25 cadáveres y 175 piezas de cuer...

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¿Arte? ¿Educación? ¿Morbo? ¿Tomadura de pelo? Las opiniones no son unánimes a la hora de enjuiciar el espectáculo ofrecido por el profesor y artista alemán Günther von Hagens, que consiguió que la cadena británica Channel 4 retransmitiera en directo la disección de un cadáver poco antes de la medianoche del miércoles. La autopsia, la primera que se realiza en público en el Reino Unido desde hace más de 170 años, no se llevó a cabo en un hospital, sino en una sala de arte.

Von Hagens no es un cualquiera. Ahora mismo, y desde marzo pasado, está exponiendo 25 cadáveres y 175 piezas de cuerpos humanos en Londres, y antes lo hizo en galerías de Alemania, Japón, Suiza y Austria. Son cuerpos platinados: sometidos a una técnica inventada por este doctor en anatomía, que consiste en sustituir los fluidos corporales por un compuesto que acaba por conservar el cadáver como plastificado, seco, inodoro, flexible y sin piel. Ideal para exponer la compleja anatomía humana.

"Ha sido un espectáculo, no un acto educativo", se quejó el presidente de los médicos británicos
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El acto de anoche, al que acudieron 300 vivos de pago a razón de 12 libras por cabeza, los medios que tuvieron tiempo y estómago, el equipo técnico de Channel 4, el doctor Von Hagens, dos ayudantes y un cadáver, consistió en la disección del cuerpo de un pobre hombre de 72 años, alemán por más señas, que se bebía dos botellas de whisky y se fumaba cuatro paquetes de cigarrillos al día cuando le sorprendió la muerte.

Ni el humo del tabaco ni los vapores del alcohol le impidieron antes donar su futuro cadáver al doctor para que lo platinara a su gusto. Porque Von Hagens asegura que todos los cuerpos que luego diseca a su manera proceden de donaciones, aunque malas lenguas aseguran que el escritor Günther Grass le comparó una vez con el doctor Mengele, el célebre médico nazi que experimentaba con vivos y muertos en el campo de concentración de Auschwitz.

Y aunque el prestigioso Instituto de Platinación de Von Hagens tiene sede no sólo en Alemania, sino en lugares tan poco sospechosos como China y Kirguizistán, y aunque unos visitantes descubrieron una vez un tatuaje en cirílico que hizo creer a los mal pensados que aquel muerto venía de un campo de concentración siberiano, nada se ha probado que permita asegurar que los cadáveres son comprados al por mayor en el mercado negro.

Volviendo al espectáculo de ayer, cuentan los que lo vieron que se hizo un silencio sepulcral cuando el doctor Von Hagens alzó el bisturí y explicó a la atenta audiencia que se disponía a trazar en el cadáver el llamado corte en Y, empezando la base más o menos en la parte superior del tórax del cuerpo del delito y acabando las dos extremidades superiores de la letra poco antes de las extremidades inferiores del sujeto a disecar.

Superados los primeros instantes de emoción y náusea del público, el artista, ataviado siempre con su legendario sombrero fedora de color negro hasta que alguien le pidió más respeto al cadáver, procedió a extraer los órganos. Al parecer, fue especialmente celebrada la pericia con que el profesor extrajo de cuajo y en un solo viaje hígado, bazo, intestinos y recto. Y causó desazón el desmoronamiento de un pulmón. "No es culpa mía", se excusó Von Hagens en lo que pareció una alusión al tabaquismo exacerbado de la futura estatua. Parece que el público quedó algo decepcionado por la ausencia de sangre, un fenómeno debido a que ésta había sido sustituida previamente por un compuesto químico más bien amarillento.

Al final hubo la esperada división de opiniones. "Sorprendente", dijo una fan. "Hermoso, muy hermoso", sintetizó una anciana que ya ha donado su cuerpo al artista. "Ha sido un espectáculo, no un acto educativo", se quejó el presidente de los médicos británicos. La policía acudió al lugar de los hechos, pero permitió que continuara el espectáculo a pesar de que las autopsias en público son ilegales en el reino Unido desde 1830.

Günther von Hagens, momentos antes de iniciar la autopsia.REUTERS

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