La brecha que amenaza la estabilidad de China

China puede pagar muy caro el descuido de estos años en el desarrollo del país. La profunda brecha abierta entre el Este rico y el Oeste pobre amenaza la estabilidad nacional. La solución se presenta complicada porque las empresas privadas se niegan a invertir en zonas que tienen una productividad muy baja y en las que existe cierto peligro de insurgencia debido al auge del nacionalismo, como ocurre en Tíbet y Xinjiang, las dos regiones más grandes de China.

Cuando se habla del Oeste pobre, los chinos abarcan 11 regiones y la municipalidad de Chongqing, es decir el 71,4% del territorio ...

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China puede pagar muy caro el descuido de estos años en el desarrollo del país. La profunda brecha abierta entre el Este rico y el Oeste pobre amenaza la estabilidad nacional. La solución se presenta complicada porque las empresas privadas se niegan a invertir en zonas que tienen una productividad muy baja y en las que existe cierto peligro de insurgencia debido al auge del nacionalismo, como ocurre en Tíbet y Xinjiang, las dos regiones más grandes de China.

Cuando se habla del Oeste pobre, los chinos abarcan 11 regiones y la municipalidad de Chongqing, es decir el 71,4% del territorio nacional, en el que viven el 28,6% de sus habitantes y que sólo supone el 17,1% de su PIB. Esta tremenda diferencia se debe a que, desde el inicio en 1979 de la política de apertura al exterior, el Gobierno se ha dedicado a lo más cómodo: la implantación de la reforma económica en la costa este del país. El acceso al transporte marítimo y la cercanía a importantes centros financieros -Hong Kong, Taiwan, Japón y Corea del Sur-, que tenían ansias de invertir, agravaron el problema.

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Según el economista de la academia de Ciencias Sociales de China Jiang Fang, la 'única forma para que la región pueda salir de la pobreza' es el desembolso por el Gobierno de grandes cantidades de dinero: es decir, la economía planificada. En un periodo de alabanza de los beneficios que reporta la economía privada y en especial las pequeñas y medianas empresas privadas, el Gobierno se ve forzado a un nuevo gesto de flexibilidad al tener que recurrir a sus arcas para sacar al Oeste del atolladero.

Li Zibin, viceministro para el Desarrollo del Oeste, aseguró en 1999 que el Estado ha invertido en el Oeste 25.000 millones de euros, de los que 5.000 millones han ido a parar a Tíbet para obras de infraestructura y diversas ayudas. Además, China teme que las tormentas de arena, que se han multiplicado en los últimos años, afecten a los Juegos Olímpicos de 2008. Para ello ha decidido toda una campaña de reforestación y piensa destinar una buena partida de fondos a mejorar el medio ambiente del lejano Oeste, de manera que la detención de la erosión del suelo revierta en la mejora de las condiciones atmosféricas en el Este.

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