José Ibarrola simboliza la ausencia de las víctimas del terrorismo a través del paraguas de López de Lacalle

Paraguas negros, solitarios, volando sobre una playa, junto a otros paraguas también negros, tapando la cabeza de una figura de mujer, de un hombre solo, entre unas sillas blancas vacías. Y, por fin, un paraguas rojo. El pintor bilbaíno José Ibarrola (1955) no ha podido olvidar una imagen, la del paraguas del columnista José Luis López de Lacalle abierto sobre el suelo tras ser asesinado por un comando de ETA el 7 de mayo de 2000. Una imagen que, más allá de tantos cuerpos destrozados, simboliza como ninguna otra la ausencia de las víctimas.

Ibarrola, quien no es ajeno a la reali...

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Paraguas negros, solitarios, volando sobre una playa, junto a otros paraguas también negros, tapando la cabeza de una figura de mujer, de un hombre solo, entre unas sillas blancas vacías. Y, por fin, un paraguas rojo. El pintor bilbaíno José Ibarrola (1955) no ha podido olvidar una imagen, la del paraguas del columnista José Luis López de Lacalle abierto sobre el suelo tras ser asesinado por un comando de ETA el 7 de mayo de 2000. Una imagen que, más allá de tantos cuerpos destrozados, simboliza como ninguna otra la ausencia de las víctimas.

Ibarrola, quien no es ajeno a la realidad en la que vive, ha querido rendir un 'homenaje a López de Lacalle', que era su amigo, pero 'sobre todo, a todos los que han caído, a todos los muertos por el terrorismo, a todas las víctimas'. Desde ayer, y hasta el próximo 14 de diciembre, expone en la galería Aritza de Bilbao (Marqués del Puerto, 14) sus últimos lienzos, en una muestra que lleva por título A la intemperie.

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'Son dos exposiciones en una', explica el autor. 'La primera, es la heredera de la anterior y en ella muestro el camino de las playas, los lugares mágicos de la infancia. La segunda es una reflexión sobre las ausencias impuestas, en la que utilizo la imagen del paraguas como una metáfora sobre lo seguros que nos creemos', comenta el artista.

Uno de los cuadros establece 'un vínculo claro' entre ambas muestras. 'Se trata de La brisa que te hace bailar, en el que aparece esa playa de la infancia y en ella vuela a un metro de la arena el paraguas'. Para el artista, ese cuadro es 'como un cortometraje'.

La obra de Ibarrola trabaja con el pasado. 'Sospecho que el presente no existe, que sólo existe el pasado, ya sea lejano o ayer mismo'; por eso vierte una 'mirada reflexiva' por los caminos andados. Entre ellos, la realidad en la que vive. 'Un artista no se puede desvincular de lo que le rodea. En un país como éste es casi revolucionario reivindicar la belleza, otro mundo que no sea el que nos imponen', asegura.

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