El acusado de violar y matar a la limpiadora de un bar se sienta mañana en el banquillo

El presunto violador y asesino de la mujer de la limpieza de la cafeteria Acua, de Vitoria, afronta desde mañana el juicio por esos hechos con una petición fiscal de 30 años de cárcel que la acusación de la familia eleva dos años más. En el banquillo se sentará G.F.B., de 25 años, al que la Fiscalía atribuye la violación y asesianto de Ana Rosa Aguirrezabal, una empleada de limpieza que fue encontrada degollada en el interior de la cafetería Acua de la capital alavesa el 14 de diciembre de 2000. El crimen conmocionó a la ciudad.

El inculpado llegará a la sala de vistas procedente del ce...

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El presunto violador y asesino de la mujer de la limpieza de la cafeteria Acua, de Vitoria, afronta desde mañana el juicio por esos hechos con una petición fiscal de 30 años de cárcel que la acusación de la familia eleva dos años más. En el banquillo se sentará G.F.B., de 25 años, al que la Fiscalía atribuye la violación y asesianto de Ana Rosa Aguirrezabal, una empleada de limpieza que fue encontrada degollada en el interior de la cafetería Acua de la capital alavesa el 14 de diciembre de 2000. El crimen conmocionó a la ciudad.

El inculpado llegará a la sala de vistas procedente del centro penitenciario donde actualmente cumple una condena de nueve años por otra violación consumada un mes antes de este crimen. En aquella ocasión, la víctima fue una panadera que trabajaba sola a primeras horas de la mañana en su comercio y fue violada por el ahora encausado. Ana Rosa Aguirrezabal corrió aún peor suerte veinte días más tarde.

Según el relato del fiscal, la mujer, de 34 años, acudía todas las mañanas a primera hora al bar Acua, situado en el vitoriano barrio de Santa Lucía, para realizar las tareas de limpieza del establecimiento.

Mientras se encontraba en el interior del local, levantaba la persiana y dejaba la puerta entreabierta o sin echar la llave, con el objetivo de que la camarera, que se incorporaba a su puesto a las siete de la mañana pudiese acceder al bar.

El procesado, según el relato las acusaciones, se aprovechó de esta circunstancia y esa mañana de diciembre entró en el establecimiento, saltó el mostrador y se dirigió a la cocina, donde se hallaba la empleada. De manera sorpresiva, siempre según esta versión, la golpeó con una botella en la cabeza, lo que le causó a la mujer una pérdida de conocimiento. El acusado aprovechó esa situación para quitarle los pantalones, la ropa interior y penetrarla analmente, mientras presionaba con la mano el cuello y el mentón.

G.F.B ignoraba que le había ya causado la muerte por asfixia, y siguió tratando de acabar con su vida 'para evitar ser reconocido como cliente del bar', según la acusación. Inténtó, sin conseguirlo, cortarle el cuello con una espátula y luego se sirvió de un cuchillo de sierra, con el que le realizó varios cortes.

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Siguió frecuentando el local

Según la versión del letrado de la familia, acto seguido se lavó las manos y se encaminó a su domicilio, situado a escasa distancia del bar Acua. El fallecimiento de la joven empleada de la limpieza se produjo, según los forenses que examinaron el cadáver, por la asfixia que le produjo la compresión torácica, abdominal y externa del cuello.

El inculpado fue detenido días más tarde en el interior del mismo bar Acua, al que acudía con regularidad. Los hechos son calificados como una agresión sexual, por la que tanto el fiscal como la acusación particular demandan 12 años de prisión, y un delito de asesinato, por el que el Ministerio Público solicita 18 años de condena, mientras que la familia de la víctima pide 20 años. Las indemnizaciones reclamadas se mueven entre los 90.000 euros del fiscal y los 180.000 de la acusación particular.

Una veintena de testigos y peritos intentarán aclarar las circunstancias de los hechos en un juicio que se prolongará durante dos jornadas.

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