Reportaje:

La caída de un gigante

ABB venderá activos y reducirá plantilla para superar las pérdidas

Cuando todavía flotaban en el ambiente las consecuencias negativas y la incertidumbre sobre el futuro de las transnacional sueca de las telecomunicaciones, Ericsson, después de hacerse públicos los resultados del tercer trimestre de este año, otro gigante de la industria pesada sueca, Asea Brown Boveri (ABB), se desmorona en en mercado bursátil.

Con unas pérdidas de 84 millones de euros en los nueve primeros meses del año, frente a unos beneficios de 289 millones en igual periodo del año anterior, el consorcio sueco-helvético ha dado una muestra más de la profundidad de la crisis que at...

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Cuando todavía flotaban en el ambiente las consecuencias negativas y la incertidumbre sobre el futuro de las transnacional sueca de las telecomunicaciones, Ericsson, después de hacerse públicos los resultados del tercer trimestre de este año, otro gigante de la industria pesada sueca, Asea Brown Boveri (ABB), se desmorona en en mercado bursátil.

Lo más preocupante para ABB es el 'agujero negro' del importe de las reclamaciones contra su filial en EE UU por el uso de asbesto

Con unas pérdidas de 84 millones de euros en los nueve primeros meses del año, frente a unos beneficios de 289 millones en igual periodo del año anterior, el consorcio sueco-helvético ha dado una muestra más de la profundidad de la crisis que atraviesa . Ante este panorama, la multinacional, presidida por Jörgen Centerman, no ha tenido más remedio que anunciar un plan de ventas de activos y un plan de reducción de costes por valor de 816 millones de euros, al tiempo que no se descarta una reducción adicional de la plantilla.

Los aproximadamente 4.000 millones de coronas suecas (3.636 millones de euros) de valor en Bolsa que el consorcio tenía en los primeros meses del año 2000, se habían reducido, al término de la semana pasada, a 13.000 millones (11.817 millones de euros). ABB entraba en una crisis que, en lo inmediato, supondrá un paquete de medidas de ajuste, que afectará a unos 15.000 trabajadores, y una profunda reestructuración del consorcio, incluida la venta de muchos sectores de su actividad, sin que ello asegure un saneamiento definitivo.

Los resultados del tercer trimestre, parcialmente anticipados por el director ejecutivo , Jurgen Dormann, arrojan pérdidas de 1.700 millones de coronas, (1.545 millones de euros) frente a unas ganancias de 216 milones de coronas (197 millones de euros) en el mismo periodo del año anterior, lo que por sí sólo no explicaría la alarma subsiguiente.

Crisis de confianza

Junto a una crisis de confianza, como consecuencia de controvertidas gestiones de algunos de los directores, hay que anotar además, una situación financiera difícil que obligará a vender algunos sectores del consorcio para ingresar dinero fresco necesario para afrontar cuantiosas deudas. Lo más preeocupante sin embargo, es el agujero negro de las reclamaciones en Estados Unidos contra la filial de ABB en aquel país, Combustion Engineering, por la utilización de asbesto, un material aislante actualmente prohibido y causante de graves problemas de salud en los trabajadores. La especial legislación existente en EE UU, reflejada en algunos juicios llevados contra las empresas tabacaleras con indemnizaciones gigantescas, constituyen quizás la mayor amenaza para el futuro de ABB.

Hace unos 15 años, el entonces director ejecutivo de ABB, Percy Barnevik, artífice entre otras cosas de la expansión internacional de Asea Atom AB, como se llamó desde su fundación en 1968 dicho consorcio, adquirió en Estados Unidos la empresa Combustion Engineering. Según las pruebas presentadas por los denunciantes, esta empresa ha expuesto a un gran número de trabajadores a los efectos del asbesto que, en la mayoría de los casos, terminan en cáncer de pulmón y/o graves trastornos respiratorios. El hecho de que el desarrollo de la enfermedad puede llevar años antes de que se descubra el tumor explica que las denuncias hayan comenzado a presentarse en los últimos años, primero de forma limitada, y más tarde, de forma mayoritaria.

Problemas judiciales

Hasta ahora, Combustion Engineering ha pagado aproximadamente 8.000 millones de coronas (7.272 millones de euros) por ese concepto y ha reservado una suma similar con la misma finalidad. Pero nadie puede asegurar, dado el sistema judicial norteamericano, a cuánto puede llegar a ascender el importe total de los juicios en marcha y los que seguramente van a producirse. Los directivos de ABB analizan la posibilidad de presentar suspención de pagos de su filial estadounidense como una operación jurídica destinada a poner un techo a las indemnizaciones. Y para evitar, lo que no es seguro, que otras empresas del consorcio tengan que asumir las reclamaciones formuladas a la filial norteamericana.

En tal situación, bajar costes es la prioridad de ABB, advierte el director ejecutivo Jürgen Dormann, quien trazaun panorama bastante oscuro. 'Ya habíamos iniciado un vasto plan de ahorros, pero ahora, al analizar la situación hemos visto hasta dónde alcanza. Los detalles del nuevo plan serán dados a conocer el próximo viernes y ello significará que muchos más van a perder su trabajo',agrega.

En el transcurso de este año, ABB ha vendido diversos sectores del consorcio. Durante el verano cedió edificios en Suecia por valor de 2.800 millones de coronas (2.545 millones de euros). La venta de la división de Finanzas y Construcción ya está en marcha.

Las divisiones de Automación, Robots y Energía, que constituyen el núcleo principal de la multinacional y están asentadas en Suecia, principalmente en Västeros, serán reorganizadas pero no vendidas, al menos por el momento. Sí serán puestas a la venta las divisiones que trabajan con petróleo, gas y petroquímica.

A diferencia de Ericsson, cuyos problemas son, en gran medida, resultado de la crisis de las telecomunicaciones, los de ABB son, inversamente, causa de la mala gestión de sus últimos directores incluyendo un clima de deterioro moral como quedó en evidencia con el contrato blindado que adjudicó a Percy Barnevik, 900 millones de coronas (818 millones de euros).

Una alianza sueco-helvética

La empresa que hoy se llama Asea Brown Boveri (ABB) se fundó en 1968 con el nombre de Asea Atom AB para el desarrollo, construcción y venta de reactores nucleares y combustibles entre otros, con el Estado como propietario, en esa primera etapa, de la mitad de las acciones. En 1988 se produjo la fusión con la suiza Brown Boveri y pasó a llamarse ABB con la oficina central en Zurich. En 1996, el consorcio tenía 216.000 empleados distribuidos en más de 100 países. Actualmente el número de empleados es de 145.000, cerca de 15.000 en Suecia. con tendencia a disminuir. Transformadores de energía, automación y formacion de sistemas, son las divisiones establecidas en Suecia.

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