El fiscal general turco exige la prohibición del partido islamista

Recep Tayip Erdogan, ex alcalde de Estambul y líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (islamista) vuela estos días de un rincón a otro de Turquía a razón de cinco mítines diarios. A pesar de ser el favorito en los sondeos en las legislativas del 3 de noviembre, con un 30% de los votos, el fiscal general, Sabih Kanadoglu, presentó ayer una demanda ante el Tribunal Constitucional para ilegalizarlo por atentar contra el Estado laico.

Desairada por un nuevo portazo a su candidatura a la Unión Europea y amenazada por un conflicto internacional con Irak en sus fronteras más sensibles...

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Recep Tayip Erdogan, ex alcalde de Estambul y líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (islamista) vuela estos días de un rincón a otro de Turquía a razón de cinco mítines diarios. A pesar de ser el favorito en los sondeos en las legislativas del 3 de noviembre, con un 30% de los votos, el fiscal general, Sabih Kanadoglu, presentó ayer una demanda ante el Tribunal Constitucional para ilegalizarlo por atentar contra el Estado laico.

Desairada por un nuevo portazo a su candidatura a la Unión Europea y amenazada por un conflicto internacional con Irak en sus fronteras más sensibles, las próximas elecciones se presentan como una encrucijada histórica en Turquía.

Con un sistema judicial de parsimonia otomana y que tarda años en dictar sus fallos, difícilmente se proscribirá al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas turcas) antes de los comicios. Pero la demanda de la fiscalía puede tener un grave efecto a corto plazo al alejar del islamismo a los votantes moderados, temerosos de dar su apoyo a una formación abiertamente cuestionada por el régimen fundado por Atatürk, custodiado celosamente por el Ejército.

El partido islamista, que gobernó en coalición durante un año entre 1996 y 1997, ha sido prohibido ya dos veces desde entonces. Y Erdogan, sin duda el político más popular en Turquía, no podrá ser primer ministro. La sentencia que le apartó de la alcaldía de Estambul (12 millones de habitantes) le condenó también al ostracismo electoral. Ahora participa en la campaña en calidad de presidente del AKP, mientras la fiscalía le vigila para detenerle en casi de reinicidencia en sus supuestos ataques contra el Estado laico.

La medida fue interpretada en ese sentido por Bulent Arinc, uno de los portavoces del grupo parlamentario del AKP y que, poco después de conocer la demanda del fiscal, comentó a los periodistas que, con esa decisión, 'se pretende ayudar a algunos partidos que tienen miedo a los resultados electorales', informa Efe.

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