THE ECONOMIST | REVISTA DE PRENSA

Escandaloso

Este verano pasado, la Comisión Europea hizo circular propuestas para la reforma de la demencial política agraria de la Unión Europea. En muchos sentidos, era un plan tímido, dados los muchos errores de la Política Agraria Común. La reforma propuesta estaba dirigida más a reorganizar, y no reducir, el destino de las gigantescas sumas que la UE requiere de los contribuyentes para destinarlas a los agricultores. Pese a todo, el plan era bienvenido, porque hubiera roto el vínculo entre subvención y producción, ligando más la ayuda agraria al conservacionismo rural y, lo que es más importante, red...

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Este verano pasado, la Comisión Europea hizo circular propuestas para la reforma de la demencial política agraria de la Unión Europea. En muchos sentidos, era un plan tímido, dados los muchos errores de la Política Agraria Común. La reforma propuesta estaba dirigida más a reorganizar, y no reducir, el destino de las gigantescas sumas que la UE requiere de los contribuyentes para destinarlas a los agricultores. Pese a todo, el plan era bienvenido, porque hubiera roto el vínculo entre subvención y producción, ligando más la ayuda agraria al conservacionismo rural y, lo que es más importante, reduciendo el nivel en el que la PAC afecta a los productos agrícolas fuera de la UE, que baja los precios mundiales con un gran coste para los agricultores.

¿Qué travesía ha tenido este modesto pero bienvenido plan? Aparentemente, tan pronto como fue botado naufragó. Quienes se oponen a la reforma de la PAC, encabezados por Francia, parecen haber conseguido el apoyo necesario, sobre todo de Alemania, para aplazar la idea hasta 2006, y quién sabe si para abortarla por completo. Añadiendo insultos a las injurias, Hervé Gaymard, ministro francés de Agricultura, y sus homólogos de Luxemburgo, España, Portugal, Austria, Irlanda y Bélgica, han publicado una defensa de la PAC en varios diarios europeos. (...) Los optimistas pueden decir que la reforma está sólo aplazada y no muerta. (...) El retraso de la reforma de la PAC es un escándalo y Gaymard y sus colegas ministros de Agricultura son una desgracia.

Londres, 4 de octubre

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