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Caos total en el fútbol griego

El primer accionista del rival del Madrid ingresó ayer en prisión. La Liga está en huelga por la quiebra de una plataforma de TV. El AEK, castigado por actos violentos de sus hinchas

El fútbol griego vive momentos de zozobra, con extraordinarias turbulencias que amenazan con dinamitar sus estructuras. El caos es absoluto: el pasado 17 de septiembre la Unión Griega de Clubes de Fútbol (EPAE) suspendió, de momento por dos jornadas, la pasada y la del próximo fin de semana, la competición de las tres primeras categorías por la decisión del Gobierno de no acudir al rescate financiero de los equipos tras la quiebra de Alpha Digital Synthesis, empresa propietaria de los derechos de televisión. Con la Liga en huelga, ayer, Makis Psomiadis, el máximo accionista del AEK de Atenas, ...

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El fútbol griego vive momentos de zozobra, con extraordinarias turbulencias que amenazan con dinamitar sus estructuras. El caos es absoluto: el pasado 17 de septiembre la Unión Griega de Clubes de Fútbol (EPAE) suspendió, de momento por dos jornadas, la pasada y la del próximo fin de semana, la competición de las tres primeras categorías por la decisión del Gobierno de no acudir al rescate financiero de los equipos tras la quiebra de Alpha Digital Synthesis, empresa propietaria de los derechos de televisión. Con la Liga en huelga, ayer, Makis Psomiadis, el máximo accionista del AEK de Atenas, precisamente el rival de hoy del Real Madrid en la Liga de Campeones (TVE-1, 20.45), ingresó en prisión tras ser condenado a 12 años por haber publicado un documento falso en un periódico que dirigía en 1996. Su hermano, Harilaos Psomiadis, que ejercía como presidente, ha renunciado al cargo y ahora, para estupor de los jugadores e hinchas del AEK, es Stavros, un muchacho de sólo 18 años, hijo de Makis y sobrino de Harilaos, quien se sienta en el trono del club. Por si fuera poco, tras la última jornada de la Liga disputada hace dos semanas, seis equipos, entre ellos el cicerone del Madrid, fueron multados con cantidades que oscilan entre los 10.000 y los 15.000 euros por los actos violentos protagonizados por sus hinchadas, como el lanzamiento masivo de petardos y bengalas en el encuentro entre el Panathinaikos y el AEK. Al modesto Ioannina, del norte del país, le descontaron 12 puntos por el impago de deudas.

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Con este panorama, incluso la presencia del campeón de Europa se ha convertido en un suceso secundario. Para templar gaitas, Nikolaidis, la estrella del AEK junto al ex sevillista Tsartas, ha comprado personalmente 300 entradas para el choque de hoy. El delantero repartirá los boletos entre los aficionados, un gesto que responde al hecho de que en el partido contra el Roma de la pasada semana un amplio sector de la hinchada del AEK también se declaró en huelga como señal de protesta por los precios fijados por la directiva: entre 50 y 150 euros.

Una política de costes derivada de la intemperie económica en la que se han quedado todos los clubes griegos tras la quiebra de Alpha Digital Shyntesis, la plataforma propietaria de los derechos audiovisuales en pago por visión. Como en el resto de Europa, el matrimonio entre el fútbol y la televisión no ha resistido. Ha sucumbido incapaz de sostener los galácticos acuerdos financieros suscritos en su momento. Los conjuntos griegos tienen firmados, de forma individual, contratos con diversas ventanas televisivas, en abierto y de pago. Con Alpha tenían comprometidos unos 85 millones de euros. Sin el maná televisivo, los clubes, estrangulados por las deudas, han recurrido al Gobierno, pero han recibido un portazo. El Ejecutivo se ha mostrado firme y ha enfatizado en repetidas ocasiones que el fútbol es el único responsable. La Liga ha decidido suspender todas las competiciones durante dos jornadas y los grandes equipos amenazan con prolongar la huelga hasta fin de curso si las autoridades no les echan un salvavidas.

De momento, los griegos sólo juegan en los torneos europeos. Y no sin dificultades, como las que azotan al AEK. Su mecenas, Makis Psomiadis, está en prisión desde ayer. En febrero de 1996, con Psomiadis al mando, To Onoma publicó un documento muy comprometedor para el entonces ministro de Obras Públicas por haber transferido a un banco extranjero una elevada cantidad de dinero tras la adjudicación de las obras del aeropuerto ateniense de Spata. Tras el juicio ha quedado demostrado que lo publicado era falso. Psomiadis ha sido condenado a 12 años de cárcel y una multa de 10.000 euros. El pasado lunes, Psomiadis acudió al club para comunicar a la plantilla que su hijo de 18 años sería el nuevo hombre fuerte. El dirigente reclamó respeto para el muchacho y garantizó a todos que, al menos hasta el 6 de octubre, cobrarán sus sueldos.

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