Reportaje:Apuntes

¿Movilidad o carrera de obstáculos?

Alumnos del programa de intercambio español Sicue-Séneca cuentan su decepcionante experiencia

En tres años de vigencia, el Sicue, programa estrella de movilidad dentro del territorio universitario español, y las becas Séneca que lo acompañan, no ha sabido incentivar a los estudiantes destinatarios del mismo, como bien pone de relieve la escasa demanda que suscita: 400 solicitudes desde las universidades valencianas en la convocatoria (ver EL PAÍS, 17 de junio) para el curso 2002-03 que sólo está parcialmente resuelta. Las perspectivas posteriores, una vez que uno entra dentro del programa, no parecen mucho más motivadoras, al menos a tenor de la experiencia vivida por estudiantes como ...

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En tres años de vigencia, el Sicue, programa estrella de movilidad dentro del territorio universitario español, y las becas Séneca que lo acompañan, no ha sabido incentivar a los estudiantes destinatarios del mismo, como bien pone de relieve la escasa demanda que suscita: 400 solicitudes desde las universidades valencianas en la convocatoria (ver EL PAÍS, 17 de junio) para el curso 2002-03 que sólo está parcialmente resuelta. Las perspectivas posteriores, una vez que uno entra dentro del programa, no parecen mucho más motivadoras, al menos a tenor de la experiencia vivida por estudiantes como Luis del Romero, el único alumno de Geografía de la Universidad de Valencia que, al menos hasta la fecha, había obtenido una beca Séneca para estudiar en la Universidad de Sevilla. Luis, con 33 créditos pendientes para acabar la carrera, y su novia, María José Ripoll, con 24 créditos pendientes, decidieron recurrir al programa de movilidad y a las becas Séneca, para poder cursar en la facultad de Geografía sevillana determinadas asignaturas adicionales inexistentes en Valencia, con el fin de completar su formación.

La desinformación, burocracia y perspectivas de pago pueden llevar a renunciar a la beca

La tardanza en la resolución de la beca, los trámites posteriores y, sobre todo, la inseguridad de cuándo cobrará la ayuda (480 euros mensuales más viaje) han hecho que, finalmente, Luis renunciara a la beca y optara por acabar sus estudios en Valencia. Antes, ha hecho dos viajes a Sevilla y una veintena de llamadas telefónicas y otros tantos correos electrónicos para aclarar su situación. Luis recuerda que hasta finales de agosto no tuvo ninguna pista sobre la aceptación o rechazo de su solicitud. 'Fue entonces cuando apareció una lista en Internet en la que se advertía que tenía meros efectos informativos para facilitar desplazamientos' y que, por tanto, no era definitiva. 'Si no era definitiva, ¿qué desplazamiento podía preparar yo?', se pregunta. El 12 de septiembre se publicó por fin una resolución oficial de admitidos con el listado en que figuraba Luis. María José, como otros candidatos, todavía espera una segunda lista para saber si ha sido adjudicataria de una beca: 'A este paso, acabaré renunciando aunque me la concedan'. A toda esa espera se añade una larga serie de trámites. Primero, una carta de admisión, 'que llega a mediados de septiembre', según la experiencia de Luis. Luego, un contrato, que ha de ser firmado por el coordinador de título y el vicedecano de su facultad y al que ha de dar conformidad el vicedecano de Relaciones Exteriores de Sevilla. 'Con ese contrato, ya puedes ir a matricularte en Sevilla, pero aún no eres becario' Adquirirá esa condición 'cuando pase un tiempo desconocido y envíen desde Madrid un cuadernillo de becario', del que aún no sabe nada.

Desde el 12 de septiembre, dos viajes a Sevilla, uno para mirar alojamientos y horarios de asignaturas y un segundo para matrícula, que se produce cuando en esa universidad se ha cerrado el plazo de matrícula Séneca. Allí le dicen que el contrato tenía que haberlo validado antes, en contra de la información dada en Valencia, y que hable con el decano, pero éste se halla ausente.

En este proceso, Luis ha hecho 'veinte o más llamadas' a la Secretaría General de Universidades, en Madrid. 'Me decían que allí sólo había un funcionario encargado de todas las becas Séneca de España, el señor Paco, al que nunca localizamos'. Cuenta Luis del Romero que desde el servicio de becas de la Universidad de Sevilla por fin lograron localizar al 'señor Paco' e informalmente le transmitieron que esta beca la pagará el Ministerio de Educación con las periódicas aportaciones de Hacienda, en la medida que esas cantidades sean libradas y que probablemente cobre hacia final de curso. A Luis no le parece descabellada tal previsión: el estudiante de Geografía valenciano recuerda una compañera de facultad que también se fue a Sevilla y 'le pasó eso mismo, que cobró ya en junio'.

Era la gota que colmaba el vaso. Sin apenas tiempo para encontrar alojamiento en una ciudad ajena, con el curso casi empezado y con lejanas expectativas de cobro, Luis decidió renunciar a la beca y a la movilidad y matricularse de lo que le queda para acabar Geografía en Valencia. Con alguna dificultad añadida: concluido el periodo ordinario de matrícula, tuvo que remitir una carta de súplica al decano para poder hacerlo. Además, ha pagado ya 60 créditos para estudiar en Sevilla materias que Valencia no ofertaba y ahora, de nuevo en su facultad de origen, sólo cursará los 33 que le quedan para la licenciatura: 'He pagado 27 créditos más de los que ahora necesito'. Para un estudiante no es una broma: 200 euros.

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Luis y María José no pueden evitar las comparaciones con las becas Erasmus que, aunque menos dotadas económicamente, 'están resueltas con menos papeleo', aseguran. En uno de los viajes a Sevilla, 'delante de nosotros, había varios erasmus informándose ya para instalarse en la ciudad, mientras que de los 30 estudiantes Séneca de toda España que debían ir a la Facultad de Geografía, sólo yo me había pasado por allí hasta el momento', concluye Luis.

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