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Djalminha despeja el camino a Irureta

Cuando Javier Irureta ya estaba resignado a prolongar otro año su difícil convivencia con Djalminha, el Depor decidió buscarle un nuevo destino. Con el plazo de inscripción de jugadores a punto de cerrarse, en la noche del sábado, el club llegó a un acuerdo con el Austria de Viena para cederle por esta temporada al centrocampista brasileño. Fue él mismo el que forzó su salida, según aseguró el Depor en un comunicado.

La cesión de Djalminha se negoció tan apresuradamente que le cogió en el hotel de concentración, ya que Irureta le había citado para el partido de ayer.

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Cuando Javier Irureta ya estaba resignado a prolongar otro año su difícil convivencia con Djalminha, el Depor decidió buscarle un nuevo destino. Con el plazo de inscripción de jugadores a punto de cerrarse, en la noche del sábado, el club llegó a un acuerdo con el Austria de Viena para cederle por esta temporada al centrocampista brasileño. Fue él mismo el que forzó su salida, según aseguró el Depor en un comunicado.

La cesión de Djalminha se negoció tan apresuradamente que le cogió en el hotel de concentración, ya que Irureta le había citado para el partido de ayer.

El momento elegido fue una sorpresa, pero lo cierto es que su situación parecía insostenible desde mayo, cuando, en pleno entrenamiento, propinó un leve cabezazo a Irureta tras una fuerte discusión.

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Pese a la gravedad de los incidentes y la fuerte tensión acumulada durante meses entre el futbolista y su entrenador, el presidente, Augusto César Lendoiro, intentó templar gaitas. No le convencieron las ofertas que llegaron de Turquía por el brasileño y abocó a Irureta a manejar lo que se antojaba como una bomba de relojería en el vestuario.

Pero ninguna de las dos partes se sentía cómoda. En primer lugar, el futbolista, al que la pretemporada volvió a recordarle que sus posibilidades de jugar dependían de alguna lesión o de una repentina caída de forma de Valerón, indiscutible como enganche.

La afición se dividía ante Djalminha entre los adoradores y los críticos, ambos igualmente incondicionales.

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