OPINIÓN DEL LECTOR

Desarrollo no es destrucción

Desde los años cincuenta he veraneado en uno de los lugares más maravillosos de la costa mediterránea: Altea. Observo que desde hace poco hay una gran actividad constructora, que está asolando bellos parajes y suplantándolos por grandes bloques de hormigón. Y como todas estas construcciones están tan próximas al mar, van a alterar el ecosistema, ya dañado, de nuestro litoral.

Y me pregunto, ¿cómo es que la Administración no está vigilando todos los desmanes que están autorizando las alcaldías de todas las villa marineras? La zona que hasta hace cuatro años era un paraíso es conocida com...

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Desde los años cincuenta he veraneado en uno de los lugares más maravillosos de la costa mediterránea: Altea. Observo que desde hace poco hay una gran actividad constructora, que está asolando bellos parajes y suplantándolos por grandes bloques de hormigón. Y como todas estas construcciones están tan próximas al mar, van a alterar el ecosistema, ya dañado, de nuestro litoral.

Y me pregunto, ¿cómo es que la Administración no está vigilando todos los desmanes que están autorizando las alcaldías de todas las villa marineras? La zona que hasta hace cuatro años era un paraíso es conocida como Cap Negret de la Olla de Altea. Se está permitiendo la construcción de bloques donde antes había bellas casas aisladas. Y en un perímetro de terreno muy reducido. Toda esta zona carece de viales adecuados para la circulación de coches y peatones. No hay ningún espacio para que jueguen los niños. Y con el añadido problema de falta de iluminación.

La autoridad autonómica debe velar por el equilibrio entre desarrollo y urbanismo desproporcionado. Y debe beneficiarse a la mayoría de moradores de la zona. Porque a la larga nos quedaremos sin turistas.

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