Tanto, cuánto, cuándo

Tanto tiempo preparando nuestra participación, tantas horas dedicados a buscar un lema con el que identificarnos, tanto esfuerzo personal y económico invertido, tantas ilusiones, tanta alegría al ver cómo cientos de miles de personas desfilan con nosotros reivindicando nuestros derechos, apoyándonos y compartiendo nuestra ilusión.

Cuánta decepción al ver cómo dos personajes, de cuyo apresurado y reciente conocimiento de la defensa de los derechos de gays, lesbianas y transexuales tengo una más que razonable duda, aparecen en la portada de EL PAÍS como los protagonistas del evento.
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Tanto tiempo preparando nuestra participación, tantas horas dedicados a buscar un lema con el que identificarnos, tanto esfuerzo personal y económico invertido, tantas ilusiones, tanta alegría al ver cómo cientos de miles de personas desfilan con nosotros reivindicando nuestros derechos, apoyándonos y compartiendo nuestra ilusión.

Cuánta decepción al ver cómo dos personajes, de cuyo apresurado y reciente conocimiento de la defensa de los derechos de gays, lesbianas y transexuales tengo una más que razonable duda, aparecen en la portada de EL PAÍS como los protagonistas del evento.

Cuánta indignación al verles acompañados, a modo de simpático adorno, por una conocida luchadora por los derechos de los/las transexuales que ni siquiera se molestan en mencionar (Carla Antonelli).

Cuánta impotencia al ver que todo el esfuerzo de medio millón de personas sólo sirve como telón de fondo para la lucha (otra, distinta lucha, aunque coincidente en muchos puntos) en contra del Gobierno del PP.

Cuándo comprenderán los responsables de los medios de comunicación que los gays, lesbianas y transexuales no somos un tema del periódico, sino ciudadanos y lectores que merecemos un reflejo fiel en sus páginas, que también son las nuestras.