OPINIÓN DEL LECTOR

Participación cívica y democracia

Soy extranjero residente en Valencia desde hace once años. Durante este tiempo he desarrollado un enorme interés en la cultura política de España. Actualmente estoy haciendo una investigación para una universidad británica sobre la transición, centrado en el papel que el movimiento vecinal, también llamado el movimiento ciudadano, jugó en ese extraordinario proceso de transformación política. En esta semana en la que cumplimos 25 años desde las primeras elecciones generales, las ovaciones al progreso que ha experimentado España en este cuarto de siglo casi rivalizan a las dadas a la selección ...

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Soy extranjero residente en Valencia desde hace once años. Durante este tiempo he desarrollado un enorme interés en la cultura política de España. Actualmente estoy haciendo una investigación para una universidad británica sobre la transición, centrado en el papel que el movimiento vecinal, también llamado el movimiento ciudadano, jugó en ese extraordinario proceso de transformación política. En esta semana en la que cumplimos 25 años desde las primeras elecciones generales, las ovaciones al progreso que ha experimentado España en este cuarto de siglo casi rivalizan a las dadas a la selección nacional de fútbol, tanto en su fervor como en su frecuencia. El hecho de que hoy podamos disfrutar a escasos kilómetros de la ciudad de playas tranquillas y amplias zonas de pinos donde se hace picnic y donde juegan los niños allí en plena naturaleza, es gracias a los esfuerzos de hombres y mujeres de todos los barrios de Valencia en la transición. Bajo el lema El Saler Per al Poble, estudiantes, expertos en diversos campos y gente de todas las clases sociales se unieron con el objetivo de parar un proyecto que iba a incluir una treintena de hoteles, un gran hipódromo, la construcción de un paseo marítimo de 2.600 metros, un club náutico, una zona residencial para los empleados e incluso un área VIP. Con sus informes y alegaciones consiguieron detener un plan cuyo punto de referencia fue el turismo de masas al estilo de Benidorm, una hazaña admirable. A pesar de aquella gran victoria, y también de otra muy significativa que fue la del parque en el viejo cauce del Turia, la voz de la ciudadanía tiene poco que ver con las decisiones urbanísticas de esta ciudad. El lamentable estado del casco antiguo, las 60 000 viviendas vacías y la fea y desenfrenada edificación en la huerta sirven de ejemplo. Me está claro que 25 año de las primeras elecciones aún quedan asignaturas pendientes para la preciada democracia. En lo que se refiere al urbanismo ¿se la podría definir como 'gobierno de los especuladores, para los especuladores y por los especuladores'? Democracia no significa solamente elegir nuestros gobernadores en las urnas cada cuatro años. Tenemos el derecho de participar en las decisiones que afectan nuestra calidad de vida en esta ciudad. Para ser demócratas de verdad es necesario que desarrollemos más conciencia de ciudadanía.

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