Reportaje:

La inflación se 'come' la próxima rebaja del IRPF

La congelación de la tarifa y las deducciones desde 1999 y las subidas de otros impuestos anulan la reforma fiscal

¿Va a bajar realmente el IRPF como anuncia el Gobierno? Lo hizo en 1999 y acaba de aprobar otra reforma para 2003. Nadie cree de antemano en la generosidad de los gobiernos y por eso entonces hubo muchas dudas. El IRPF bajó de verdad, pero por poco tiempo. La inflación de estos años ha carcomido aquella rebaja. La nueva se limita, en el mejor de los casos, a restituir el deterioro de estos años, como han señalado el Consejo Económico y Social, varios expertos y los partidos de la oposición.

Durante estos días, unos 14 millones de contribuyentes del IRPF presentan su declaración a Hacien...

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¿Va a bajar realmente el IRPF como anuncia el Gobierno? Lo hizo en 1999 y acaba de aprobar otra reforma para 2003. Nadie cree de antemano en la generosidad de los gobiernos y por eso entonces hubo muchas dudas. El IRPF bajó de verdad, pero por poco tiempo. La inflación de estos años ha carcomido aquella rebaja. La nueva se limita, en el mejor de los casos, a restituir el deterioro de estos años, como han señalado el Consejo Económico y Social, varios expertos y los partidos de la oposición.

Durante estos días, unos 14 millones de contribuyentes del IRPF presentan su declaración a Hacienda, la penúltima con el impuesto actual. Queda otra más en junio del año que viene. Pero antes de esa fecha, en enero de 2003, la reforma que acaba de aprobar el Gobierno y está a punto de iniciar su tramitación parlamentaria se notará en las retenciones de las nóminas. La reducción media, según Hacienda, será del 11% en relación al impuesto actual, que se ha mantenido congelado desde 1999.

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La inflación transcurrida desde entonces se puede situar en un 11,6% (con estimaciones prudentes para 2002 y 2003), y la consecuencia es que, en términos generales, Hacienda únicamente restablece lo que se le ha pagado de más en los últimos años, con un reparto desigual y con perdedores en algunos casos. Y, si se tienen en cuenta las subidas de impuestos indirectos de enero (gasolinas, alcohol, tabaco, butano, tasas), Hacienda sale ganando.

Tanto los partidos de la oposición como el Consejo Económico y Social (CES) y algunos expertos han coincidido en minimizar, por estas razones, el alcance de esta reforma frente a la anterior. El impuesto actual no se ha movido desde el año en que entró en vigor (1999), tanto en la tarifa como en las deducciones. La consecuencia es que un sueldo que se haya limitado a aumentar según la inflación (en muchos casos, como el de los funcionarios, ni eso) paga proporcionalmente más cada año.

La explicación es que la tarifa del IRPF es progresiva. A medida que aumenta el sueldo, el impuesto crece más. Si la nómina se pudiera dividir en porciones, por la primera se paga un porcentaje pequeño, por la segunda un porcentaje un poco mayor y así sucesivamente. A medida que se van añadiendo porciones, se pagan más impuestos; el doble de sueldo cotiza el doble y un poco más. Cuando se produce una subida de sueldo y mantiene el poder adquisitivo, Hacienda lo ignora y hace pagar un poco más por una renta que no implica ganancia real para el contribuyente.

La solución es que, cada año, el Gobierno actualice tablas y tarifas, al menos según la inflación prevista. No lo ha hecho desde su primera reforma de 1999. Y tampoco piensa hacerlo en el futuro. Uno de los argumentos del Ministerio de Hacienda es que con tasas de inflación como las actuales, el efecto es prácticamente despreciable. Los partidarios de actualizar aseguran que, efectivamente, no pasa nada un año si realmente la inflación es moderada. Pero cuando entre en vigor el nuevo IRPF, ya serán cinco años y con tasas de inflación cada vez más altas. Resaltan que Hacienda no utiliza el argumento de una inflación despreciable cuando, como en enero de este año, actualiza impuestos especiales.

Hacienda contesta que también podría no haber hecho nada y continuar con el IRPF actual. Añade que en las subidas de los impuestos especiales de enero no se ha llegado a cubrir la inflación de los últimos años. Pero si se tiene en cuenta la inflación, hay contribuyentes que ni siquiera recuperan lo perdido estos años.

Según ejemplos elaborados por el Registro de Economistas Asesores Fiscales, los que no podrán aprovechar la rebaja son los solteros de rentas medias y altas, los matrimonios en que trabaja un solo cónyuge con dos hijos (uno menor de tres años y otro entre 3 y 16 años) y con rentas por encima de la media. Están claramente primados también los matrimonios en que trabajan los dos cónyuges, con dos hijos, uno de ellos menor de tres años.

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