OPINIÓN DEL LECTOR

Nos han puesto una fuente

La alegría que proporcionan los primeros calores de la primavera se han trocado en disgusto en las viviendas de la confluencia de las calles Montalbos, carretera de Canillas y Javier del Quinto (distrito de Hortaleza), ya que al abrir las ventanas, junto a la suave brisa que, generosa, nos envía la cercana sierra madrileña, se introduce en las casas el ruido continuo, machacón y molestísimo que produce el desproporcionado caudal de agua de una fuente que el Ayuntamiento de Madrid ha levantado en el tridente que forman las tres calles.

El espacio no da para una plaza y por ese motivo no ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La alegría que proporcionan los primeros calores de la primavera se han trocado en disgusto en las viviendas de la confluencia de las calles Montalbos, carretera de Canillas y Javier del Quinto (distrito de Hortaleza), ya que al abrir las ventanas, junto a la suave brisa que, generosa, nos envía la cercana sierra madrileña, se introduce en las casas el ruido continuo, machacón y molestísimo que produce el desproporcionado caudal de agua de una fuente que el Ayuntamiento de Madrid ha levantado en el tridente que forman las tres calles.

El espacio no da para una plaza y por ese motivo no tiene nombre. Pero eso no le ha importado al 'experto' del Ayuntamiento que se dedica a llenar el distrito de fuentes, al que se le ha ocurrido plantar allí una con muchos chorros, luz y una cantidad de agua, que en todo su esplendor parece una tarta de clara batida y hace un ruido que nos va a dejar todo el verano sin poder abrir las ventanas, ni salir a tomar el fresco.

En vez de, por ejemplo, colocar una estatua de algún escultor español, con rosales y varios chorritos, que refresquen, adornen y sobre todo no molesten a los vecinos, el Ayuntamiento planta una fuente a todas luces desproporcionada, que añade un ruido tremendo, que no cesa, y que se une al que produce el tráfico.

No obstante, he observado, desde hace algunos días, que por 1a noche, a las doce en punto, la fuente deja de fluir. Intuyo que algún vecino, con contactos en el Ayuntamiento, ha hecho gestiones. Para mi desgracia, no deben parar en casa y no les molesta el ruido durante el día, mientras que por mi parte, trabajo en el piso dándole a la tecla, cocino, limpio y todo lo demás. Madrid es una de las ciudades más ruidosas del mundo, y desde el Ayuntamiento, en vez de plantearse en serio el objetivo de disminuir, año a año, el índice de ruido, hacen todo lo contrario. Primero lanzan campañas en los medios de comunicación contra el ruido en las calles y luego lo promueven. ¡Qué despropósito! ¡Qué cinismo! ¡Qué fraude! ¿Cómo fui tan tonta? Y ahora ¿dónde voy a solicitar que bajen el volumen de la fuente? No les extrañe que, cuando vengan los ediles a inaugurar la fuente y a poner nombre a la plaza, alguna vecina les diga, voz en grito, ¡caciques, impresentables!. En fin, éstas son las cosas que se dicen cuando se está nerviosa.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En