Zaplana pide que los fondos de investigación de la UE cuenten con las regiones periféricas

Valencia acoge una conferencia sobre tecnología del transporte tras la ratificación de Kioto

El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, pidió ayer al comisario europeo de Investigación, Philippe Busquin, que los fondos del VI Programa Marco de Investigación 2002-2006 'no se concentren sólo en la zona central de Europa', porque abriría aún más la brecha tecnológica con las regiones periféricas. El comisario inauguró en Valencia una conferencia europea sobre transporte con la evidencia de que las carreteras se encuentran en 'una situación cercana a la parálisis' y en un contexto en el que la ratificación del protocolo de Kioto obliga reducir la emisión de CO2.

La Conferenc...

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El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, pidió ayer al comisario europeo de Investigación, Philippe Busquin, que los fondos del VI Programa Marco de Investigación 2002-2006 'no se concentren sólo en la zona central de Europa', porque abriría aún más la brecha tecnológica con las regiones periféricas. El comisario inauguró en Valencia una conferencia europea sobre transporte con la evidencia de que las carreteras se encuentran en 'una situación cercana a la parálisis' y en un contexto en el que la ratificación del protocolo de Kioto obliga reducir la emisión de CO2.

La Conferencia Europea sobre Tecnologías del Transporte Marítimo y Terrestre para un Desarrollo Sostenible -inaugurada también por la ministra española Anna Birulés que reúne en Valencia hasta mañana a 800 expertos en todas las áreas del transporte, desde representantes de empresas e investigadores hasta responsables políticos- sirvió para poner de manifiesto que el transporte de mercancías y viajeros por carretera está próximo al colapso. El papel futuro del ferrocarril y las comunicaciones marítimas (en el centro de Europa también se pone el énfasis en el transporte fluvial) es importantísimo. Y lo mismo ocurre con otros métodos de eficiencia del sector, como los sistemas intermodales entre distintos tipos de transporte o los avances en logística que ahorren trayectos.

Los fabricantes de automóviles hicieron hincapié en que ya estaban centrando sus investigaciones en rebajar las emisiones de gases contaminantes de 186 gramos por kilómetro a 140. Y en producir métodos de propulsión distintos al motor de combustión. Pero ya advirtieron de que mientras sí es posible reducir las emisiones de otros gases y contaminantes (óxidos de nitrógeno, azufre...) mediante la composición de los carburantes, con el carbono no pasa lo mismo: cada litro de gasolina (se hagan los kilómetros que se hagan con ese volumen) implica dos kilos de CO2.

Frente a esta situación, el sector ferroviario se promete un futuro eufórico. Aunque no exento de retos: la instauración de una red europea eficaz, la unificación de sistemas de gestión, control y señalización, el aumento de la seguridad... Problemas distintos a los del sector marítimo, que también afronta un futuro de crecimiento seguro. Eso sí, dada la dura competencia que suponen los astilleros asiáticos, el reto de los constructores europeos pasa por hacer buques más tecnológicos y más flexibles a las distintas demandas del mercado marítimo.

Nueva fiscalidad

En lo que no se quisieron mojar ni Birulés ni Busquin (quizá porque este tema excede en realidad sus competencias), es en explicar las posibilidades reales de aplicar, tal y como propone el Libro blanco del transporte, un sistema fiscal que grave cuantitativamente el uso de las carreteras, quizá basado en radiobalizas y los satélites del proyecto Galileo, y que sustituya al impuesto de circulación, tal y como se ha propuesto en algunos países europeos.

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Con este panorama y como transfondo a toda la conferencia, se habló sobre cuál será el futuro sistema de participación en el VI Programa Marco de Investigación y Desarrollo (I+D) dotado con 17.500 millones de euros (2,9 billones de pesetas), aprobado ya por el Consejo y el Parlamento de la UE. Este Programa, a diferencia del anterior que permitía optar a las ayudas a consorcios pequeños integrados por unas pocas empresas, entidades y administraciones, ha sido pensado y diseñado ahora para corporaciones más grandes, integradas por 30, 40 o 100 socios con las grandes empresas y los centros investigadores más poderosos.

Este modelo perjudica claramente a España, con una estrtuctura de I+D muy débil, y en particular a la Comunidad Valenciana, tema al que se refirió concretamente el presidente Zaplana. 'Lo que pretendemos es que las políticas y ayudas a la investigación no se concentren sólo en la zona central de Europa, donde tradicionalmente hay más empresas que apuestan por la investigación, pues la brecha entre regiones europeas en esta materia y en apoyo tecnológico sería cada vez mayor'. Incluso reclamó que se atienda la mejora de los recursos para las pequeñas y medianas empresas.

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