Entrevista:JUAN JOSÉ AQUERRETA | Premio Nacional de Artes Plásticas 2002

'Aprendí de Antonio López un amor enorme por el oficio'

Juan José Aquerreta esconde la fuerza de su genio creativo tras una chaqueta de lana gruesa de color anodino, un caminar diligente y sin distracciones y una personalidad tímida e introspectiva. Pero son sus ojos los que captan el alma de un paisaje de Navarra, es su mano la que aprisiona el color del otoño en el bosque. Hombre solitario, de mundos interiores, un detalle de su vida le retrata: aunque nació y vivió en plena calle Estafeta de Pamplona, hasta los 15 años no vio ni un solo encierro. Su callada labor artística ha tenido escaparate en la Galería Sen de Madrid, que presentó su primera...

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Juan José Aquerreta esconde la fuerza de su genio creativo tras una chaqueta de lana gruesa de color anodino, un caminar diligente y sin distracciones y una personalidad tímida e introspectiva. Pero son sus ojos los que captan el alma de un paisaje de Navarra, es su mano la que aprisiona el color del otoño en el bosque. Hombre solitario, de mundos interiores, un detalle de su vida le retrata: aunque nació y vivió en plena calle Estafeta de Pamplona, hasta los 15 años no vio ni un solo encierro. Su callada labor artística ha tenido escaparate en la Galería Sen de Madrid, que presentó su primera muestra individual en la capital española en 1973; en la Galería Dieciséis, que lleva varios años apostando por él; en la prestigiosa Marlborough, que le representa actualmente, y en distintas ediciones de la Feria Arco.

Pregunta. ¿Qué significa para usted el Premio Nacional de Artes Plásticas de este año?

Respuesta. Encuentro asombroso que me lo hayan concedido. Lo veo como el reconocimiento de un trabajo que no pensé que tuviera tanta repercusión.

P. ¿Recibir el premio ha variado su vida?

R. No, nada. Yo he pensado jubilarme pronto de la escuela, porque tengo 70 alumnos en horario muy largo y me canso un poco. Me encanta enseñarles y me ha servido mucho para mi vida personal, pero siento ya el cansancio. Jubilarme antes me permitiría dedicarme más a la profesión y, en especial, a la escultura, para la que ahora apenas tengo tiempo.

P. ¿Qué tiene necesidad de transmitir en sus obras?

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R. Quiero expresar que, a partir de una falta de dependencia de las cosas, de las personas y de los paisajes, cada persona crea un vínculo consigo mismo y con los demás seres en un sentido universal. La persona puede tener una gran disposición para el amor precisamente en la soledad y en la ausencia de los demás.

P. Su trabajo es un reflejo, entonces, de su filosofía vital.

R. De mi manera de sentir la vida.

P. ¿Y en qué consiste?

R. En devolver a la persona un sentido de sí mismo, de su profundidad, sin conexión inmediata con la vida social, política o religiosa. Que la salud está en el fondo de uno mismo y que la disposición de comunicar con los demás, también.

P. Usted ha sido afortunado al trabajar en una profesión relacionada con su opción de vida.

R. Sí, he tenido una gran suerte. Llevo casi 20 años dando clases de pintura. Me ha venido muy bien también personalmente, porque siempre he sido muy depresivo y dar clases me ha salvado de hundirme en ello. Pero la enseñanza no me permite dedicarme a mi tarea como escultor.

P. ¿Qué es lo que le aportan los alumnos?

R. Cada uno es algo extraordinario. Veo pasar la vida a través de cada persona, reflejada en ellos como en el agua de un río o de un arroyo. Relacionarme con ellos me hace darme cuenta de mi propia realidad.

P. ¿Qué artistas han salido de sus clases?

R. Alfonso Ascunce, que trabaja ahora con la Galería Dieciséis; José Miguel Corral, Santiago García, que es un gran artista todavía por descubrir que actualmente trabaja en Madrid; Txaro Fontalba..., y otros muchos que seguro se me olvidan.

P. ¿Cuáles son sus influencias pictóricas?

R. Siempre he tenido la misma inclinación. Bueno, antes de los 19 años estaba más influido por lo romántico y luego conocí la pintura italiana medieval y me enamoró. Piero de la Francesca, Fra Angelico, Giotto,... Eso me emocionó tanto que creo que varió mi sensibilidad.

P. ¿Es importante la técnica a la hora de afrontar un cuadro?

R. La técnica es una conclusión. Cuando uno va pintando, unas cosas sirven y otras no, y las desechas. La técnica es algo que llega, no lo busca uno.

P. Su pintura tiende a la sencillez, a eliminar elementos.

R. Creo que sí. La circunstancia de mi vida va por ahí.

P. Usted es un gran admirador de Matisse.

R. En los tiempos modernos, es el hombre que ha volcado la pintura primitiva a moldes actuales con más significado.

P. Usted es poco amigo de acudir a galerías, de fomentar la parte social del arte...

R. Lo que se hace ahora, a los que somos coetáneos nos produce un vértigo muy grande, gran preocupación. Y no nos sirve de valor inmediato para nuestro trabajo. En arte hay que tener una perspectiva y lo que se está haciendo ahora mismo puede dislocar más que apoyar el trabajo propio.

P. Fue alumno de Antonio López. ¿Qué es lo más importante que aprendió de él?

R. Un amor enorme por el oficio, que él expresaba con su actitud y un gran eclecticismo con respecto al arte.

PERFIL

Juan José Aquerreta (Pamplona, 1946) estudió en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, en la que es profesor de pintura desde hace casi dos décadas. Ajeno a las vanidades del mundo del arte, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2002.

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