LA VENTANA DE MILLÁS
Dos minutos
Cuando Ramiro murió, su madre y yo nos encerramos en una sala para cambiarle de ropa. Bastaron dos minutos para sacarle de encima la bata del hospital. Le miré desnudo durante un rato y luego vestimos el cadáver con la ropa de los domingos. Terminé de anudarle la corbata y volví a mirarle. Entonces comprendí que había estado veintiséis años casada con un traje....
Cuando Ramiro murió, su madre y yo nos encerramos en una sala para cambiarle de ropa. Bastaron dos minutos para sacarle de encima la bata del hospital. Le miré desnudo durante un rato y luego vestimos el cadáver con la ropa de los domingos. Terminé de anudarle la corbata y volví a mirarle. Entonces comprendí que había estado veintiséis años casada con un traje.