Se investigan 'todas las instituciones'

El pasado mes de febrero, durante una visita del Consejo General del Poder Judicial a Ceuta, algunas autoridades mostraron su preocupación por la situación de la justicia en esa ciudad donde escasean las condenas y las bandas de narcotraficantes gozan de una sospechosa impunidad. La mayoría de los jueces no supera los tres años de permanencia y pide nuevos destinos en la Península. Varios jueces consultados por este periódico, unos en activo en Ceuta y otros trasladados recientemente a otras ciudades, no ocultan su 'desaliento' y 'perplejidad' por las 'extrañas incidencias e intromisiones de t...

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El pasado mes de febrero, durante una visita del Consejo General del Poder Judicial a Ceuta, algunas autoridades mostraron su preocupación por la situación de la justicia en esa ciudad donde escasean las condenas y las bandas de narcotraficantes gozan de una sospechosa impunidad. La mayoría de los jueces no supera los tres años de permanencia y pide nuevos destinos en la Península. Varios jueces consultados por este periódico, unos en activo en Ceuta y otros trasladados recientemente a otras ciudades, no ocultan su 'desaliento' y 'perplejidad' por las 'extrañas incidencias e intromisiones de todo tipo' que se dan en los juzgados de esta ciudad convertida en un polvorín a causa del paro, la tasa mayor de España, y el tráfico del hachís. 'Aunque parezca una barbaridad le aseguro que allí mandan los narcotraficantes', señala un juez que estuvo destinado dos años en Ceuta.

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La Inspección de Personal y Servicio de Seguridad, departamento dependiente del Ministerio del Interior, ordenó en 1999, durante la etapa de Ricardo Martí Fluxá, ex secretario de Estado, una investigación en 'todas las instituciones' de Ceuta ante la impunidad de la mafia. Desde entonces se investiga corrupción en la cárcel, policía, Guardia Civil y juzgados, según un informe reservado del Ministerio del Interior en el que se señala que funcionarios de las principales instituciones están bajo sospecha.

Los cabecillas de las bandas de traficantes tenían móviles en sus celdas, desde las que mantenían contactos con el exterior; recibían comida desde un restaurante próximo, la cafetería regentada por el traficante de drogas H. M. M.; se entrevistaban con sus familiares fuera del horario de visitas, y en alguna ocasión llegaron a salir de noche a visitar a sus mujeres.

La primera medida adoptada fue obligar a que los presos más importantes cumplieran su prisión preventiva en cárceles de la Península, algo que antes nunca ocurría. Pero esa decisión no impidió que traficantes relevantes como Mohamed Taieb Ahmed, alias El Nene, de 26 años, haya conseguido burlar a la justicia. El conocido traficante aprovechó un permiso judicial para fugarse a Marruecos.

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