Sáhara
Imagínate playas soleadas de arenas finas y hermosos acantilados; gentes hospitalarias de corazón noble; tu hogar y el de tus antepasados, tus padres, a tus hijos, tu familia... Imagínate la tierra que te vio nacer; una vida normal, en libertad y armonía.
Y ahora imagínate que un país hostil destruye todo eso; que te expulsa a la fuerza de tu hogar. Imagínate familias enteras huyendo despavoridas mientras son bombardeadas con napalm, tiroteadas sin contemplación; en humillante procesión por el desierto escapando del genocidio.
Imagínate 27 años de supervivencia en el exili...
Imagínate playas soleadas de arenas finas y hermosos acantilados; gentes hospitalarias de corazón noble; tu hogar y el de tus antepasados, tus padres, a tus hijos, tu familia... Imagínate la tierra que te vio nacer; una vida normal, en libertad y armonía.
Y ahora imagínate que un país hostil destruye todo eso; que te expulsa a la fuerza de tu hogar. Imagínate familias enteras huyendo despavoridas mientras son bombardeadas con napalm, tiroteadas sin contemplación; en humillante procesión por el desierto escapando del genocidio.
Imagínate 27 años de supervivencia en el exilio, refugiados en el infierno de la hamada argelina a 50º de temperatura. Sin derechos, sin patria, sin futuro.
Y ahora imagina que nadie hace nada por arreglar esta situación que escapa al entendimiento humano. No es una película: es la realidad del pueblo saharaui. Sólo tres horas de avión separan tu realidad de la suya.