Tribuna:

En Valencia, las cosas no va tan bien

En los últimos meses, hemos visto en los informativos nacionales noticias relacionadas con la Comunidad Valenciana y en concreto con la ciudad de Valencia, que no han sido muy halagüeñas: La inseguridad ciudadana con los problemas del hipermercado de la droga, los robos en los comercios y la quema abrumadora de coches; el colapso en la sanidad, con los pacientes esperando en los pasillos de los hospitales en situaciones extremas; y el deterioro urbanístico y social de algunos barrios de Valencia como el caso de Russafa.

Lo cierto es que, aunque el PP y su alcaldesa pretenden desviar la ...

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En los últimos meses, hemos visto en los informativos nacionales noticias relacionadas con la Comunidad Valenciana y en concreto con la ciudad de Valencia, que no han sido muy halagüeñas: La inseguridad ciudadana con los problemas del hipermercado de la droga, los robos en los comercios y la quema abrumadora de coches; el colapso en la sanidad, con los pacientes esperando en los pasillos de los hospitales en situaciones extremas; y el deterioro urbanístico y social de algunos barrios de Valencia como el caso de Russafa.

Lo cierto es que, aunque el PP y su alcaldesa pretenden desviar la atención y mirar hacia otro lado y hacer como si nada pasara, con gran pesar para muchos, en Valencia las cosas no van tan bien como parecen.

Como en toda España, en Valencia también podemos ver el crecimiento urbanístico, se construyen edificios por doquier, a unos precios elevados. Surgen nuevos barrios y nuevas avenidas del trabajo de los constructores, pero el papel del Ayuntamiento se limita a que la alcaldesa y su corte asisten a las inauguraciones.

Pero mientras esto pasa en una parte de la balanza, en la otra vemos que estos 10 años del PP en Valencia han traído a muchos barrios de la ciudad: inseguridad, deterioro y problemas de convivencia.

Piénsese en barrios emblemáticos e históricos como Nazaret, Malva-rosa, Cabanyal-Canyamelar, El Grao, Russafa o Ciutat Vella, donde sus habitantes están hartos de las promesas incumplidas, de las inversiones que no llegan y de que sus barrios vayan perdiendo en calidad de vida.

Valencia se ha convertido en una ciudad difícil y cara para los jóvenes: comprar un piso o disponer de un alquiler que les permita emanciparse, tener un trabajo estable en buenas condiciones o un ocio lúdico, cultural y divertido al alcance del bolsillo, es casi imposible.

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Valencia es, hoy por hoy, una ciudad ruidosa, llena de coches en todas las calles (¡¡sin aparcamientos!!), con pocos jardines y columpios para los niños, sin casas de cultura y con dificultades para quienes ofrecen actividades culturales y deportivas.

Valencia se ha convertido en una ciudad atractiva para el turista: el Palacio de Congresos, la Ciudad de las Ciencias, los hoteles... Pero no resulta, desde luego, una ciudad cómoda para quienes vivimos en ella.

¿No será hora ya de dejarse de tanta apariencia y pensar más en solucionar los problemas de nuestros ciudadanos?. Porque, aunque el Partido Popular diga que esto es exagerado y que 'todo va bien', no piensan lo mismo los ciudadanos que han sido atracados, que hacen cola en los pasillos de los hospitales y que ven como sus barrios pierden el esplendor de hace unos años: se deteriora el patrimonio, no hay donde aparcar, el ruido lo inunda todo y muchos pequeños comercios sobreviven con dificultad.

Trabajar por la gente es el reto que muchos nos hemos propuesto y por eso interesan más las 'pequeñas cosas' que hacen más agradable y feliz la vida. En definitiva, Valencia es de todos nosotros y la queremos saludable, segura, limpia y habitable.

Ana Noguera Montagud es portavoz del Grupo Socialista-Progresista en el Ayuntamiento de Valencia.

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