CARTAS AL DIRECTOR

La casa que nunca tendré

Tengo 33 años y todavía vivo en casa de mis padres, seguramente tendré que vivir con ellos hasta los 40 años -o más-, y todo, ¿gracias a quién? Pues a los inútiles e incompetentes políticos que tenemos en España.

Primero debo dar las gracias al PSOE, que tuvo la feliz idea de permitir que desgravaran las compras de inmuebles; esta idea en principio parecía buena, porque incentivaba el mercado inmobiliario, pero -como siempre- salían perdiendo las capas bajas de la sociedad, ya que se desgravaba igual una pareja humilde que se compraba la primera vivienda que un especulador que comprase ...

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Tengo 33 años y todavía vivo en casa de mis padres, seguramente tendré que vivir con ellos hasta los 40 años -o más-, y todo, ¿gracias a quién? Pues a los inútiles e incompetentes políticos que tenemos en España.

Primero debo dar las gracias al PSOE, que tuvo la feliz idea de permitir que desgravaran las compras de inmuebles; esta idea en principio parecía buena, porque incentivaba el mercado inmobiliario, pero -como siempre- salían perdiendo las capas bajas de la sociedad, ya que se desgravaba igual una pareja humilde que se compraba la primera vivienda que un especulador que comprase ocho pisos como inversión.

Finalmente se corrigió impidiendo la desgravación de la segunda vivienda u otras, pero la política de vivienda de los gobiernos socialistas se limitó a su famoso Plan 18.000, que se terminó con años de retraso sin explicación aparente.

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Después llegó el PP y creó su famoso Plan 2000, del cual -para sonrojo del Ministerio de Fomento- no se ha cumplido ni el 10%.

Pero la realidad es demasiado testaruda, y ahí están los datos: Según The Economist, entre 1980 y 2001 el precio de la vivienda en España subió un 726% (en términos nominales) y un 124% en términos reales (descontada la inflación), o, lo que es lo mismo, en España la vivienda subió 6,5 veces más que en cualquier país del mundo. Y ¿qué han hecho nuestros políticos? Pues prácticamente nada, dos pomposos planes de vivienda que fueron un fracaso y poco más. Afortunadamente para los políticos, vivo en un país en el que los jóvenes sólo se indignan y manifiestan por cosas tan peregrinas como el descenso de categoría de su equipo favorito, o cosas tan abstractas como la 'antiglobalización'. Pero esos mismos jóvenes están encantados con tener que vivir con sus padres hasta los 40 años o más. Al parecer, sólo les cabrea que les prohíban el botellón o que se persiga el consumo de éxtasis. 'Lógicamente', nunca votan, porque pasan de política; lástima que no se den cuenta de que la política no pasa de ellos.

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