Juan Pablo II no pudo cumplir el rito de lavar los pies a los sacerdotes, por primera vez en su pontificado

Los problemas de salud, agravados desde hace semanas por la artrosis en una rodilla, impidieron el jueves a Juan Pablo II cumplir con el tradicional rito del lavado de pies a doce sacerdotes de su diócesis, en memoria del gesto de Jesucristo con los doce Apóstoles. El Papa apareció ya sumamente agotado en la misa de la mañana, dedicada a los sacerdotes, en la que simbólicamente los religiosos confirman sus votos.

Fue el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, el que cumplió el jueves el ritual del lavado de pies a los doce sacerdotes de la diócesis de Roma, de la que es titular el...

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Los problemas de salud, agravados desde hace semanas por la artrosis en una rodilla, impidieron el jueves a Juan Pablo II cumplir con el tradicional rito del lavado de pies a doce sacerdotes de su diócesis, en memoria del gesto de Jesucristo con los doce Apóstoles. El Papa apareció ya sumamente agotado en la misa de la mañana, dedicada a los sacerdotes, en la que simbólicamente los religiosos confirman sus votos.

Fue el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, el que cumplió el jueves el ritual del lavado de pies a los doce sacerdotes de la diócesis de Roma, de la que es titular el Papa, en su calidad de obispo de Roma. Las probabilidades de que Wojtyla siga el viernes el tradicional Via Crucis son más que remotas.

El cardenal colombiano, Dario Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación del Clero, celebró la eucaristía en la basílica de San Pedro, mientras Karol Wojtyla, que se desplazó en una pasarela con ruedas por el interior del templo, siguió la celebración sentado sobre un pequeño pedestal lateral.

El Papa leyó la homilía, como ya hiciera en la misa del pasado Domingo de Ramos, sin celebrar la misa. El Pontífice que padece fuertes dolores artríticos en una rodilla se vio obligado a suspender el mes pasado varias apariciones públicas que tenía previstas, entre ellas las visitas a dos parroquias romanas y algunas audiencias generales. Actividad, esta última, que reanudó el último miércoles.

Aunque el Vaticano anunció inicialmente que el Pontífice mantendría sin cambios su calendario de participación en la liturgia de la Semana Santa, todo apunta a que esto no será posible. El Papa, que cumplirá en mayo los 82 años de edad, ha visto minada su salud por el grave atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981. Padece la enfermedad de Parkinson desde principios de los años noventa, y ha sufrido diversas caídas, que le han provocado la dislocación de un hombro y la rotura del fémur, que ha requerido una delicada operación para instalarle una prótesis.

Juan Pablo II camina apoyándose en un bastón desde hace años. A los problemas motores hay que añadir el tumor de colon del que ha sido operado. La precaria salud del Pontífice ha suscitado repetidas veces rumores sobre una posible dimisión. El último en suscitar esta hipótesis, hace cinco días, fue el escritor católico Vittorio Messori, aunque para rechazarla, basándose en comentarios de los colaboradores más próximos del Pontífice.

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