Crítica:DE COPAS | DÍAS DE OCIO

Chicote se renueva musicalizando el cóctel

Pocas veces a un local le pega tanto la música como la que suena en el renovado Museo Chicote. Si a la lounge music se le ha llamado alguna vez el sonido de la nación cóctel, nada mejor que disfrutarla degustando a la vez uno de esos exquisitos cócteles que han hecho célebre a Chicote desde 1931. El dry martini ('batido, no agitado', como decía James Bond), el mojito, la caipiriña o el gin-fizz alcanzan categoría de sublimes y son perfectos tragos para la noche mientras suena la música -jazz, lounge, bossa- que programa el pinchadiscos residente Fito Esteban,...

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Pocas veces a un local le pega tanto la música como la que suena en el renovado Museo Chicote. Si a la lounge music se le ha llamado alguna vez el sonido de la nación cóctel, nada mejor que disfrutarla degustando a la vez uno de esos exquisitos cócteles que han hecho célebre a Chicote desde 1931. El dry martini ('batido, no agitado', como decía James Bond), el mojito, la caipiriña o el gin-fizz alcanzan categoría de sublimes y son perfectos tragos para la noche mientras suena la música -jazz, lounge, bossa- que programa el pinchadiscos residente Fito Esteban, o todos los jueves Sandro Bianchi, elegido por Pedro Almodóvar para ambientar la última fiesta de presentación de su película Hable con ella.

Museo Chicote

Gran Vía, 12; Metro Gran Vía. Tel. 91 532 67 37. www.museo-chicote.com. Todos los días de 22.00 a 3.00. Cervezas y refrescos, 3,5 euros; combinados y cócteles desde 6 euros.

Entre los muebles y decoración art déco de Chicote, prácticamente intacta desde su inauguración, se ha insertado desde hace tres meses una iluminación que le da un ambiente envolvente. Esa luz, a la vez íntima y mundana, y algunos detalles nuevos, como la cabina de discos, refuerzan el glamour que la sala tuvo cuando en los años cuarenta y cincuenta la frecuentaban personajes como Ava Gadner, Hemingway o Frank Sinatra.

Ahora, gente del cine, el teatro o la música le sigue dando el aire cosmopolita y chic de los años de gloria, además del público natural, algo ya crecido, que frecuentaba el local hace años. Aunque a mediodía y a primera hora de la noche funciona también como restaurante, es a partir de las últimas cenas cuando Chicote se convierte en uno de los últimos lugares de moda de la noche madrileña donde se puede beber, charlar y bailar intensamente pero sin sobresaltos.

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