OPINIÓN DEL LECTOR

Casos difíciles

Una carta del concejal de Limpieza Urbana y Desarrollo Medioambiental del Ayuntamiento de Madrid, señor Alberto López Viejo, dentro de la campaña Madrid limpio es capital, nos dice que tiene como objetivo el de 'elevar aún más el nivel de implicación medioambiental de los madrileños'.

Deben considerarnos casos difíciles porque en el segundo párrafo nos informan de que para conseguirlo han contado con Antonio Mingote, Chumi Chúmez, Peridis, Gallego y Rey y Ricardo y Nacho, conocidos comentaristas gráficos, para que nos lo expliquen por segunda vez, porque, al parecer, la primera n...

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Una carta del concejal de Limpieza Urbana y Desarrollo Medioambiental del Ayuntamiento de Madrid, señor Alberto López Viejo, dentro de la campaña Madrid limpio es capital, nos dice que tiene como objetivo el de 'elevar aún más el nivel de implicación medioambiental de los madrileños'.

Deben considerarnos casos difíciles porque en el segundo párrafo nos informan de que para conseguirlo han contado con Antonio Mingote, Chumi Chúmez, Peridis, Gallego y Rey y Ricardo y Nacho, conocidos comentaristas gráficos, para que nos lo expliquen por segunda vez, porque, al parecer, la primera no fuimos capaces de entenderlo.

Cierto que las campañas de este Ayuntamiento tienen un alto nivel, al que no llegamos muchos de los ciudadanos. Todavía recuerdo aquella en la que Alaska y Raúl, mirándome sonrientes, me decían con una lata chafada en la mano: 'Esto puede ser un polideportivo'. Desde entonces guardo las latas. Por mí que no quede. Vivo en el paseo de Extremadura, distrito de La Latina, y necesitamos esa instalación.

En esta campaña, los razonamientos que me ofrece el Ayuntamiento para elevar mi conciencia medioambiental se reducen a cifras: 25.000 millones de pesetas anuales gastados en limpieza, 7.000 operarios, 1.200 máquinas y no sé cuántas papeleras.

A mí, como ciudadana, se me pide respetar la ciudad y a mis vecinos, para eso sólo tengo que poner la basura en el contenedor adecuado, utilizar papeleras y sanecanes y no hacer acciones negativas, que al parecer sólo son tres, porque no hay ni un mal etcétera, ni puntos suspensivos: hacer pintadas, pegar carteles y abandonar coches.

Espero que esta vez haya captado bien el mensaje y no me pase como con las latas, que casi me cuesta el divorcio.

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Pero, lamentablemente, creo que la concienciación medioambiental de los madrileños no se ha elevado un ápice con esta segunda campaña. No se puede confundir de una forma tan simple la limpieza con la calidad ambiental. Son dos factores complementarios, pero muy diferentes. Una ciudad puede 'parecer' limpia y no respetar el medio ambiente. ¿O es que sólo contamina lo que se ve en nuestras calles? Considero que la misión del concejal de Limpieza y Desarrollo Medioambiental, si realmente quiere elevar el nivel de implicación medioambiental de los madrileños, tiene que ir más allá de recordarnos en esta segunda campaña que seamos limpios.

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