OPINIÓN DEL LECTOR

Telefónica patina, no navega

Hay ocasiones en las que sólo una pataleta epistolar de mayor o menor difusión nos alivia el sentimiento de abandono que nos puede llegar a hacer sentir determinadas empresas de servicios a ciertos sufridores de núcleos de población no urbanos.

Desde el mes de octubre llevamos intentando contactar con Telefónica a través de faxes y llamadas telefónicas en las que solicitábamos la instalación de una línea RDSI (ni que decir tiene que a la línea ADSL no tenemos acceso en nuestro pueblo) para acceder a los nuevos entramados de información disponibles para casi todo el mundo gracias a la re...

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Hay ocasiones en las que sólo una pataleta epistolar de mayor o menor difusión nos alivia el sentimiento de abandono que nos puede llegar a hacer sentir determinadas empresas de servicios a ciertos sufridores de núcleos de población no urbanos.

Desde el mes de octubre llevamos intentando contactar con Telefónica a través de faxes y llamadas telefónicas en las que solicitábamos la instalación de una línea RDSI (ni que decir tiene que a la línea ADSL no tenemos acceso en nuestro pueblo) para acceder a los nuevos entramados de información disponibles para casi todo el mundo gracias a la red de redes.

Pues resulta que después de varios meses en los que, de manera más que sutil, nos han prometido intervenciones inmediatas -intervenciones que siempre han encontrado un freno en los miles de problemas, técnicos o no sabemos de qué índole, sobrevenidos siempre que de nuevo contactábamos con la susodicha empresa de comunicaciones-, hemos decidido hacer pública nuestra frustración con el resto de clientes que se sienten, al igual que nosotros, abandonados, ignorados o estafados.

Quizá todo ello se entienda bastante mejor cuando recordemos que la solicitud se efectúa desde un Instituto de Educación Secundaria de un pueblo (El Rubio, Sevilla) de 3.700 habitantes. Está más que claro que las promesas de intervención inmediata con la que nos bombardean desde la publicidad se han de cumplir sólo en capitales de provincia, o al menos en sitios en los que el beneficio económico compense con creces la dotación de infraestructura básica a ciertas poblaciones.

Tras leer esta protesta, quizá se entienda desde ciertos sectores que la falta de conexión con los organismos de los que dependemos directamente (Delegación, Consejería de Educación, etc.), así como el acceso a la información y sus potenciales beneficios, se sigue viendo frenada por la ausencia de interés que despertamos ante una empresa a la que cada día se le ve más el plumero en su único y desmedido afán por aumentar capital.

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