El regreso del teólogo preferido de Tarancón

Aragonés de Calatayud, Fernando Sebastián Aguilar, de 73 años, es el prelado español de mayor currículo y ha vuelto a demostrar ayer que cuenta con el máximo respeto intelectual de los eclesiásticos. El mítico cardenal Vicente Enrique y Tarancón, que condujo a la Iglesia española, sin demasiadas heridas, desde el nacionalcatolicismo franquista hasta la democracia, gustaba decir que Sebastián era uno de sus teólogos preferidos.

Religioso claretiano, doctor en Teología por la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino, de Roma, rector durante la década de los setenta de la Universidad P...

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Aragonés de Calatayud, Fernando Sebastián Aguilar, de 73 años, es el prelado español de mayor currículo y ha vuelto a demostrar ayer que cuenta con el máximo respeto intelectual de los eclesiásticos. El mítico cardenal Vicente Enrique y Tarancón, que condujo a la Iglesia española, sin demasiadas heridas, desde el nacionalcatolicismo franquista hasta la democracia, gustaba decir que Sebastián era uno de sus teólogos preferidos.

Religioso claretiano, doctor en Teología por la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino, de Roma, rector durante la década de los setenta de la Universidad Pontificia de Salamanca (donde tuvo al cardenal Rouco como vicerrector), este teólogo metido a pastor de almas ya estuvo seis años como secretario general de la Conferencia Episcopal Española (entre 1982 a 1988), y otros seis como vicepresidente (1993 a 1999). Los obispos también le han elegido, siempre que se presentó la ocasión, para que les representase en las asambleas sinodales, la última junto a Rouco el pasado 1999 en Roma.

Obispo de León, arzobispo coadjutor de Granada, administrador apostólico de Málaga y, desde 1993, arzobispo de Pamplona y Tudela, Fernando Sebastián tiene una numerosa obra teológica y pasó durante años por pensador progresista, hasta que el enfrentamiento doctrinal con algunos colegas le colocaron al otro lado de la trinchera, incluso con censura de libros. Replicó siempre no ser ni 'integrista ni intransigente'.

Pero donde la pluma y su voz sí se alzan alto, al punto que quizás sea esta la razón del regreso al mando en la CEE, es en la batalla moral contra ETA. Cuando ayer se consumó la elección como vicepresidente, haciendo equipo con Rouco, fue fácil llegar a la deducción: Rouco ha escrito el prólogo del libro La Iglesia frente al terrorismo, de reciente publicación, y el epílogo está firmado por Sebastián en un texto, por cierto, que ha merecido una separata de la Biblioteca de Autores Cristianos. Genio y figura del teólogo que lleva dentro, aunque haya aparcado su tarea para ser pastor y -de nuevo- aparato de la CEE.

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